María Eugenia Venegas Renauld
Ayer hablaba con mi hijo sobre la situación política: él en Alemania y yo aquí. Preocupado por sus hijos y lo que viven y pueden vivir de seguir el mundo por donde va, estuvimos pensando en algo en lo que llegamos a tener coincidencia. El abuso del poder político normalmente se dice que se hace a las personas, pero concluimos en que ese es un medio, pero que el verdadero abuso que se hace y que es asesinato, es al planeta. Las personas pasamos a otras dimensiones dejando el cuerpo en la inminente integración atómica con el resto de la tierra pero los dictadores no están precisamente por nosotros que solo les servimos para justificarse en el entorno político como dueños del poder. Su verdadera ambición es la material. Es hacerse de tierras y sus productos sean alimentos, metales, materiales, topografía para circular sus ambiciones y bienes robados, porque lo que hacen es realmente robar.
Creo que a estos dictadores y al conjunto de empresarios deshonestos y serviles lacayos y lacayas que le dan apoyos para su corrupta conducta, recursos, sus contactos percudidos, sus creencias enfermizas de superioridad, sus complejos infinitos por saberse alguien porque de otra manera no lo sienten, lo verdaderamente importante es explotar aguas, minas, metales, gases, líquidos, fertilidad. El otro, el ser humano, el habitante no importa más que como herramienta para la explotación del planeta.
Las bravuconadas de Trump, de Ortega, de Bolsonaro, de Maduro, de Bukele, del tipo que tenemos en Zapote para nombrar los cercanos déspotas que tenemos gracias al enojo de muchas personas con la administración del gobierno, la temeridad, la persecución, la mentira, el engaño y la malversación del discurso, si les ponemos atención, es esa intencionada crueldad de herir y saquear la tierra, con sus mares y aires. Petróleo, gas, minerales, industrias alimenticias, agricultura, extracción de recursos marinos, aniquilamiento de la vida vegetal y animal, todo pasa por sus verdaderas intenciones. Por eso no les interesa la protección del ambiente ni suscribir acuerdos para la salud del plantea, por eso desatan guerras asesinas para hacerse con territorios y las oportunidades que estos les brindan de sus recursos, por eso se adueñan de territorios para favorecerse de espacios para aligerar sus tránsitos, por eso no luchan contra el narcotráfico, le echan la culpa a los productores de droga solo por encima para favorecer sus industrias de armas y no hacen nada por dejar de ser los consumidores de la destrucción. A ellos les importa más un laboratorio de fentanilo o de tratamiento de coca o cualquier droga, y la evasión de todo tope, que la destrucción de vidas que son solo el puente para hacer pasar sus platas.
A estos no les interesa para nada la gente que tienen en cárceles sean o no delincuentes, ni les interesa los cuerpos policiales ni los llamados ejércitos para la protección de las personas. A estos los usan para maquillar sus ambiciones por hacerse con trozos del planeta a donde ponen el ojo sin piedad alguna por la vida vegetal, animal y humana.
Me ha costado entender más claramente esto. A Chaves le importan los portillos abiertos en la legislación para zambullirse con sus focas o babosas en las riquezas que le vienen por la explotación de los recursos del territorio: despedazar humedales, reservas, territorios es parte de esa brújula que a muchos no les conviene ver. Para ellos los territorios indígenas son como la virginidad anhelada de tanto enfermo sexual, por eso la violan, la desmantelan, la agobian hasta desesperar a sus habitantes verdaderos cuidadores de la vida. A esos no les importa abrir fronteras en el aire, mar y tierra. Usan el maquillaje de la tecnología para tapar el libre tránsito de la droga y el contrabando. El costo lo vamos viendo como en la Bolsa de la muerte: nuestra bolsa alimentada por bandas de narcos, grupos de sicarios, extorsionistas, ladrones de cuello blanco, agresores, incrustados en cualquier lugar de la vida política y social. Los proveedores de estas bandas asesinas, se nutren de estudiantes sin recursos que abandonan la escuela, de desempleados desesperados, de la pobreza que aflora cuando no alcanza la plata para comer, para una vivienda, para el pago de servicios públicos. Los proveedores son colocados en la riqueza institucional que hemos construido para garantizarnos salud, educación gratuita, vivienda, becas, alimentos. Con sus bandas de sicarios de la honra nacional, desmantelan lo público para impulsar la plata de sus seguidores privados: no por poco se apropian de la CCSS, niegan el financiamiento a la educación total y muy abiertamente a la educación superior que proporciona pensamiento, conocimiento científico, crecimiento humano, porque las educación superior estatal es eso que no pueden tener de frente: se mueren de pánico de que su población sea preparada y crítica, no les conviene; les conviene egresados para sus maquilas que sepan leer instrucciones nada más. La privatización como mensaje mundial propuesto por los organismos internacionales a quienes hay que estar pidiéndole plata por préstamos diarios, imponen lo que debemos hacer para mostrar salud fiscal a costa de la vida humana. Ahí queda claro realmente el valor que se le da en estos modelos de desarrollo de la ambición, a la humanidad.
A las municipalidades les interesa tener los impuestos bien cobrados. Cuesta encontrar una verdadera acción municipal que proteja los bordes de las calles, la siembra de árboles autóctonos, la belleza del ambiente para gozo de los habitantes, el manejo cada días más instruido e inteligente de basura y otros desechos, la protección sin pausa del agua y de los recursos hídricos así como su vigilancia absoluta. A la policía de tránsito le preocupa mucho hacer partes, pero no veo ni la más mínima política de protección para los conductores de todo tipo que violentan las carreteras y a la gente: motos a granel que hacen de las franjas amarillas su carril, el abuso de la gente con el celular mientras conduce, la matonería, el ruido sónico de choferes que pasan alardeando de sus gustos musicales llenando el ambiente de un ruido infernal. Eso no importa para nada en la emisión y circulación de licencias. No se obliga la circulación lenta por el carril derecho en autopistas y cada vez más seguido, los adultos mayores que todavía podemos conducir, nos limitamos a hacerlo en limitados lugares y horarios y a veces a pensarlo para circular en autopistas. Es el dinero el que importa, el llenar las arcas para el saqueo para usarlo en viajes de lujo, adquisición de propiedades, vehículos, construcción de palacetes. Aquí no hay monarquía, pero hay quienes se lo creen.
Ahí tenemos a una diputada oficialista haciéndose con fantasías acuíferas en Santa Ana para otorgarse el título seguro de diosa del agua o cualquier epíteto alusivo a la fauna acuática. No es extraño que los acaudalados ambiciosos de la inmobiliaria para el primer mundo, les importe un bledo nuestra tierra protegida para violentar la ley y tapar las suciedades que les permiten hacerse con la tierra más bella del país, ni es raro que aparezca un loco con poder transitorio para proponer la privatización de playas. No es de extrañar la lucha para poner solo a ciertas empresas extranjeras para dar soporte a las telecomunicaciones cuando muestran sus verdaderos intereses. A todos estos les interesa tener una población de zombies, produciendo plata para pagos de impuestos sin derecho a preguntar para que ellos se construyan sus paranoicos castillos, porque los saben peones de la tierra y sus bienes.
Por eso hay que dejar la Constitución llena de portillos, y normativas laxas, y el ingreso al poder de otros equivalentes en calidad de súbditos que se enriquecen pero agachando la cabeza. Así ingresan capitales sucios almidonados que usan todo tipo de vericuetos para instalarse con beneficios y así es como una puede explicar la aparición de negocios de lujo sin clientes en cuanto centro comercial o calle de importancia exista.
La gente no importa. Lo tengo claro. La gente con voz importa y para ellos hay que callarla a como dé lugar. Porque denuncia, porque piensa, porque propone, porque exhibe la corruptela. Hoy tiene los nombres que tienen y sus gentes. Mañana son otros, muchos herederos de sus paraísos mentales. Se adquieren por herencia y amistad. Por eso, conviene comenzar a tomar conciencia, consumiendo y produciendo lo propio y no caer en las artimañas y sucedáneos que nos pone el consumo de otros tiranos. Cuidar nuestro jardín, nuestro espacio, nuestras calles, lo nuestro. Me queda poco tiempo de vida terrenal y agradezco a la Tierra el campo que me ha dado para mi vida física, lo sé, pero no me cansaré de denunciar y tratar de compartir pensamiento para alimentar la lucha y su esperanza: la tierra ya empezó a hablar.