El Partido Unidad Socialcristiana (PUSC) atraviesa un momento de profunda reflexión y debate interno, en medio de cuestionamientos sobre su rumbo y su capacidad para mantenerse fiel a los valores que lo fundaron. Estos señalamientos cobran especial relevancia en el marco de las próximas elecciones presidenciales de 2026, para las cuales el partido ya ha designado a Juan Carlos Hidalgo como su candidato al haberse retirado su contrincante, Lesley Bojórquez cuestionado por actos de corrupción.. Sin embargo, esta decisión no ha sidodel agrado de toda la militancia, generando una grieta que podría tener serios efectos a nivel electoral.
Uno de los temas más discutidos es la falta de transparencia en los procesos internos, especialmente en las asambleas partidarias. Según denuncias de algunos militantes, existen prácticas que distorsionan la democracia interna, como el uso de recursos para influir en la elección de delegados. Estas acciones, consideradas por muchos como poco éticas, han sido calificadas como contrarias a los principios socialcristianos y han generado un clima de desconfianza entre las bases.
Además, se ha criticado la forma en que se eligen los candidatos a puestos de elección popular. A pesar de que se han presentado propuestas para que los diputados sean elegidos mediante votación abierta en las convenciones provinciales, estas iniciativas no han prosperado. En su lugar, prevalecen los intereses de grupos provinciales que buscan mantener el control sobre las decisiones del partido, priorizando agendas particulares sobre el bien común.
La ausencia de un liderazgo firme y unificado también ha sido señalada como un problema grave. Actualmente, no existe una figura o instancia partidaria que pueda llamar a cuentas a los diputados y otros representantes que, en ocasiones, actúan de manera independiente, alejándose de los lineamientos del partido. Algunos miembros del PUSC se preguntan si los representantes han leído la Carta Socialcristiana o si sus intereses personales están por encima de la ideología del partido.
Esta falta de cohesión se refleja de manera clara en la fracción legislativa del partido, que actualmente vive situaciones difíciles al estar dividida. Algunos diputados han optado por servir de aliados del actual gobierno, lo que ha generado tensiones internas y críticas por parte de quienes consideran que esta actitud debilita la posición del PUSC como una fuerza política independiente y coherente. Muchos militantes se preguntan cómo pueden presentarse como una alternativa sólida si ni siquiera son capaces de actuar de manera unida en la Asamblea Legislativa.
La falta de respeto a los procesos democráticos internos también ha sido motivo de crítica. En una reciente asamblea nacional, se incluyó de manera irregular un punto en la agenda que permitió cambiar candidatos a puestos municipales, anulando decisiones tomadas previamente en asambleas cantonales. Los detractores de estas acciones se preguntan si esto es una práctica democrática o simplemente una manera de imponer intereses particulares.
En este contexto, la designación de Juan Carlos Hidalgo como candidato presidencial para las elecciones de 2026 no ha sido bien recibida por todos los sectores del partido. Aunque algunos lo ven como una figura fresca y renovadora, otros consideran que su elección no fue consensuada y que refleja la influencia de grupos de poder dentro del PUSC. Esta división interna podría tener consecuencias significativas en el ámbito electoral, especialmente si no se logra sanar las heridas y recuperar la confianza de las bases.
El PUSC enfrenta, por tanto, un doble desafío: por un lado, recuperar su identidad y sus valores fundacionales, y por otro, unificar a su militancia en torno a un proyecto común que le permita competir con fuerza en las próximas elecciones. La pregunta que muchos se hacen es si el partido podrá superar estas tensiones internas y presentarse como una opción sólida y coherente ante el electorado costarricense.
Mientras tanto, las críticas y los cuestionamientos siguen en pie, y el tiempo dirá si el PUSC logra reencontrarse con su norte o si las divisiones internas terminarán por debilitarlo aún más.