POLÍTICA.
Las aspiraciones presidenciales del diputado alajuelense Lesley Bojórquez han quedado en entredicho tras su vinculación en una serie de escándalos que incluyen presuntos casos de tráfico de influencias y relaciones con personas cuestionadas. El legislador, del PUSC, quien había manifestado abiertamente sus intenciones de competir por la presidencia en las próximas elecciones, enfrenta ahora una crisis política y de credibilidad que podría marcar el fin de su carrera en la esfera pública.
Bojórquez, conocido por su activa participación en la Asamblea Legislativa y su cercanía con sectores influyentes del gobierno, ha sido señalado en las últimas semanas por presuntas irregularidades en el uso de su cargo generando tráfico de influencias en el Ministerio de Educación.
Las denuncias, respaldadas por documentos y testimonios recopilados por medios de comunicación y organismos de control, han generado un terremoto político en el país. Diversos sectores, incluidos partidos de oposición y organizaciones civiles, han exigido una investigación exhaustiva y la renuncia inmediata del diputado.
En redes sociales se ha dicho que estamos ante un claro caso de abuso de poder y tráfico de influencias. El señor Bojórquez no puede pretender gobernar un país cuando está envuelto en escándalos que atentan contra la ética y la transparencia.
Por su parte, Bojórquez ha negado las acusaciones y las ha calificado como una «campaña de desprestigio» orquestada por sus adversarios políticos. En un comunicado emitido este martes, el diputado aseguró que «nunca ha actuado fuera de la ley» y que está dispuesto a colaborar con las autoridades para aclarar los hechos.
Sin embargo, el daño a su imagen parece irreversible. Analistas políticos coinciden en que estos escándalos han truncado sus aspiraciones presidenciales y podrían incluso afectar su futuro en la política costarricense. En un país donde la confianza en las instituciones es frágil, estos casos son una sentencia de muerte política. Bojórquez difícilmente podrá recuperarse de esto, estas conductas no ayudan en nada al prestigio de la clase política.
Mientras tanto, la Fiscalía General de la República ha anunciado que investigará las denuncias en su contra, lo que podría derivar en acciones legales en caso de encontrar responsabilidades.
El caso de Lesley Bojórquez no solo ha sacudido al partido al que pertenece, sino que también ha reavivado el debate sobre la necesidad de una reforma política profunda que garantice mayor transparencia y rendición de cuentas en la clase política costarricense.
Por ahora, el sueño presidencial de Bojórquez parece haberse desvanecido, dejando en su lugar un legado de cuestionamientos y una advertencia para quienes aspiran a ocupar cargos de poder sin respetar los principios éticos que exige la función pública.