
La ola de ataques gordofóbicos que recibió Lalachus por su participación en las campanadas de RTVE ha puesto en evidencia la persistencia de discursos que asocian el valor personal con estándares de belleza estereotipados.
Sin embargo, el fenómeno no es anecdótico ni reciente. Figuras célebres como Kate Winslet, Itziar Castro, Ester Expósito y David Bustamante, o creadoras de contenido como Mara Jiménez y Teresa López también han sido blanco de estas críticas.
Un nuevo análisis del proyecto de investigación en el que trabajamos demuestra que las redes sociales están provocando que la gordofobia se legitime y refuerce a través de escenarios digitales que influyen de manera directa en las actitudes y comportamientos, especialmente de los más jóvenes.
Una problemática en auge desde la adolescencia
El estudio, basado en una encuesta a más de 1 000 adolescentes españoles, encontró que el 43,8 % de los chicos y el 34,7 % de las chicas presentan altos niveles de gordofobia. Comprendida como el conjunto de prejuicios, actitudes y comportamientos discriminatorios hacia personas con sobrepeso u obesidad, este rechazo está cada vez más vinculado a la exposición a redes sociales y referentes mediáticos.
Las celebridades e influencers dedicados al fitness y al lifestyle desempeñan un papel clave en la perpetuación de estas presiones. En la investigación se observó que los adolescentes que siguen con asiduidad a este tipo de perfiles reflejan actitudes gordofóbicas extremas. Asocian la apariencia física al éxito, la disciplina y el autocontrol: el 50,4 % de quienes consideraban a estas figuras como modelos idílicos exhibían actitudes de rechazo más acentuadas.
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Sin embargo, esta tendencia no solo afecta a las creencias personales. También fomenta potencialmente discursos de odio en los que la obesidad se percibe como un “fracaso moral” o una “irresponsabilidad individual”.
La actriz y creadora de contenido Mara Jiménez dedica sus contenidos a reivindicar y satirizar esta concepción. Esos mensajes, a menudo justificados en nombre de la salud, deshumanizan a quienes no encajan en los ideales corporales promovidos por la sociedad.
Los cuerpos que se ven
El contenido que muestra cuerpos delgados y tonificados en redes sociales está respaldado por algoritmos que amplifican su visibilidad. Según la investigación, el consumo frecuente de temas relacionados con “fitness y ejercicio físico” se asocia a niveles más altos de gordofobia. Es decir, el 29 % de los adolescentes que ven este tipo de contenido a menudo muestran actitudes de rechazo más altas.
De manera similar, el consumo de contenido sobre “dietas y alimentación” refuerza los prejuicios. Sin embargo, los contenidos sobre “estilo de vida saludable” ofrecen una visión más inclusiva, asociándose con menores niveles de gordofobia.
La creación de perfiles idealizados en las redes puede provocar nuevas disonancias, sobre todo cuando se involucra a la inteligencia artificial.
Las consecuencias de estas dinámicas generan una gran problemática. La exposición constante a estos ideales incrementa la insatisfacción corporal, el aislamiento social y la adopción de conductas extremas, como dietas restrictivas o ejercicio compulsivo. Además, más de la mitad de los adolescentes (54,6 %) creen que tener un cuerpo musculado y tonificado garantiza ventajas sociales y profesionales. Esto evidencia la confusión entre estética y el valor personal, y puede derivar en actitudes y discursos de odio.
Así, la gordofobia no solo afecta negativamente a la autoestima de los jóvenes, sino que contribuye a perpetuar las desigualdades sociales. En este sentido, los individuos que crecen en núcleos familiares con mayores niveles educativos y socioeconómicos tienden a manifestar niveles más elevados de gordofobia. Este hallazgo sugiere una hipotética correlación entre el acceso a determinados entornos socioeducativos y las actitudes más excluyentes.
¿Hacia un futuro basado en la diversidad corporal?
Los ataques amplificados sobre la condición física en redes sociales representan algo más que incidentes aislados. Forman parte de un patrón que se origina en la adolescencia temprana, altamente vinculada al universo digital, que, si no se aborda, corre el riesgo de consolidarse como una norma social excluyente.
Si los adolescentes interiorizan la gordofobia como una actitud legítima, replicarán los discursos en su entorno inmediato. Aunque su impacto en la salud mental y social es preocupante, más alarmante es su capacidad de proyectarse en el tiempo. Y lo es porque estas creencias refuerzan desigualdades estructurales que perpetúan un sistema que prioriza la apariencia sobre el bienestar.
Por ello, las plataformas digitales pueden desarrollar un rol proactivo en la regulación de contenidos. Visibilizar perfiles que celebren la diversidad corporal y priorizar mensajes inclusivos transformarían internet en un espacio que fomentase el respeto hacia todas las personas.
Frente a los discursos de odio sobre la gordofobia es fundamental fomentar el respeto a los demás, sensibilizar sobre la diversidad y aprender a valorar otras experiencias y puntos de vista. En última instancia, cabe recordar que lo que define el valor de la persona no es solamente el cuerpo que habita, sino el conjunto de experiencias, capacidades y sentimientos que la definen.
Este artículo es fruto del proyecto de investigación “Entre lo saludable y el culto al físico. Incidencia del contenido publicado por fitinfluencers en el cuidado del cuerpo de los adolescentes”, TEEN_ONFIT, financiado por el Instituto de Investigación, Transferencia e Innovación (ITEI) del Vicerrectorado de Transferencia de la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR) con referencia BE23-008. También cuenta con el apoyo de la asociación PantallasAmigas.
Arantxa Vizcaíno-Verdú y María Antonia Paz-Rebollo no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.