
El emprendimiento es una opción clave para que los jóvenes puedan alcanzar sus metas profesionales. Comprender los factores que lo facilitan es esencial. En un estudio reciente hemos analizado cómo el género, el nivel educativo y el estado civil influyen en la mentalidad emprendedora de estudiantes universitarios marroquíes.
Las mujeres al frente
Las mujeres marroquíes tienen una baja presencia en la economía del país: en 2022, su tasa de actividad era de apenas el 19,8 %. Ese mismo año, Marruecos ocupaba el puesto 139, de un total de 146 países, en términos de participación y oportunidades económicas para las mujeres.
En cuanto a emprendimiento femenino, en 2018, sólo el 12,8 % de las empresas marroquíes estaban siendo dirigidas por mujeres.
Emprendimiento y barreras de género
Aunque se asocia tradicionalmente con el género masculino, las mujeres universitarias marroquíes aventajan a sus compañeros en intención emprendedora. Un 15,92 % de ellas contra un 14,49 % de ellos se plantean emprender recién acabada la carrera.
Además, muchas se sienten impulsadas a hacerlo para contribuir al cambio social y mejorar las condiciones de vida en sus comunidades. Aunque se enfrentan a barreras sociales y culturales que dificultan el salto al emprendimiento real, parecen estar más motivadas por el impacto social que pueden generar sus iniciativas.
El estado civil es un factor relevante en el espíritu emprendedor de las mujeres marroquíes. Las estudiantes solteras muestran una actitud más favorable hacia el emprendimiento que las casadas. La razón puede estar en las barreras adicionales marcadas por la tradición.
Las responsabilidades familiares y el trabajo doméstico suelen recaer de forma desproporcionada sobre ellas, limitando así su capacidad para asumir riesgos y dedicar tiempo al desarrollo de sus ideas de negocio.
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Educación y actitudes emprendedoras
El acceso a la educación es un agente crucial para el cambio. Las universidades brindan conocimientos técnicos y un espacio donde desarrollar competencias y una mentalidad empresarial. Además, pueden convertirse en incubadoras de ideas al proporcionar formación específica, acceso a redes de apoyo y espacios para experimentar. Todos estos factores las convierten en motores de la innovación y el emprendimiento.
Las mujeres que reciben formación específica para el emprendimiento desarrollan las habilidades necesarias para poner en marcha un negocio. Además, ganan la confianza necesaria para superar las adversidades en un entorno dominado por el género masculino.
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Estrategias para fomentar el emprendimiento femenino
Entre los miembros de la comunidad universitaria marroquí, las estudiantes de grado son las más propensas al emprendimiento. Quienes están preparando un doctorado (independientemente de su sexo) muestran menos interés en ello. Esto puede deberse a los objetivos y al momento personal y profesional de cada uno. Quienes estudian un doctorado ya están desarrollando sus carreras científicas o académicas. En cambio, quienes estudian un grado apenas están comenzando a explorar posibilidades, entre ellas la de emprender.
El impacto del emprendimiento
El emprendimiento es una herramienta para el desarrollo personal y un motor para el desarrollo económico. Además, genera impacto a largo plazo y permite abordar los desafíos ambientales y sociales. De ahí la necesidad de fomentar el interés hacia esa opción profesional.
La oferta de programas universitarios específicos, con formación práctica, mentores y competencias en emprendimiento, generan más interés y compromiso entre los estudiantes.
Por eso las universidades deben ir más allá de la formación académica. Tienen que brindar las herramientas y redes que permitan a los jóvenes transformar sus actitudes e intereses emprendedores en proyectos reales.
Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.