
Hoy día no es difícil hablar con una persona que se encuentre en la otra punta del planeta y verla en videoconferencia, o enterarnos de lo que hacen amigos y familia en tiempo real a través de internet. Pero a pesar de que nuestro mundo es más globalizado y tecnológico, en los países más desarrollados, precisamente, aumentan los porcentajes de personas que se encuentran en una situación de soledad no deseada.
La hiperconexión puede llevar a la fragmentación de las comunidades y a la disminución de redes de apoyo social. La OMS estima que alrededor de una de cada cuatro personas mayores en el mundo sufre soledad no deseada y entre un 10 % y 15 % de los adolescentes la padecen.
En España, por ejemplo, el 25,5 % de jóvenes entre 16 y 29 años se encuentran en esta situación. Tres de cada cuatro jóvenes que dicen sufrir soledad no deseada (75,8 %) aseguran sentirla desde hace más de un año, y casi la mitad (45,7 %) desde hace más de tres.
La soledad juvenil afecta más a mujeres (31,1 %) que a hombres (20,2 %). Por edades, aqueja en mayor medida a jóvenes de entre 22 y 27 años. Lo más curioso de estos datos es que, en el caso de los jóvenes, este sentimiento de soledad no deseada coincide con una conexión digital casi permanente.
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Implicarse en encontrar soluciones
¿Qué papel pueden tener las instituciones de educación superior en la lucha contra esta epidemia de soledad? Es posible trabajar esta realidad entre los estudiantes de forma que sean ellos los que se impliquen, tomen conciencia y pongan en marcha iniciativas para luchar contra este sentimiento de aislamiento. Por ejemplo, la Universidad de Alicante ha puesto en marcha un Observatorio de la Soledad.
En el caso de la Universidad Europea Miguel de Cervantes de Valladolid, profesores de los grados en Periodismo, Publicidad y Relaciones Públicas, Comunicación Audiovisual, Terapia Ocupacional y Psicología implicaron en cada una de sus materias a sus estudiantes para la puesta en marcha de talleres colaborativos.
En ellos, el alumnado debatió estudios de caso sobre situaciones y sus consecuencias. Fue un intercambio de impresiones muy fructífero en el que todos, profesores y estudiantes, tomamos conciencia de la importancia de este problema.
Entender el impacto de la soledad
Un grupo de estudiantes y docentes organizó también un viaje al centro Credei Espacio Crece de Cruz Roja en León: se trata de un espacio en el que visitante, guiado por voluntarios de Cruz Roja, puede tocar pantallas interactivas sobre la problemática y ver casos en cabinas individuales. Posteriormente se hacen talleres adecuados a la edad de los grupos de la visita.
El centro muestra cómo las tecnologías ayudan a los más mayores a reducir el impacto de la soledad no deseada: por ejemplo, configurando un dispositivo de voz para los avisos de las tareas que tiene que hacer una persona en su día a día, o usando estos dispositivos de voz y tabletas con vídeos para que las personas puedan contactar con sus seres queridos, con médicos o asistentes sociales sin salir de casa.
Expertos y testimonios
También se pusieron en marcha una serie de entrevistas radiofónicas a psicólogos y terapeutas ocupacionales de la propia universidad, especialistas en el tema, así como testimonios reales jóvenes en esta situación. En este sentido, los alumnos organizaron un encuentro de profesionales en formato mesa redonda en el que contamos con la presencia de la Asociación Ajupareva , la empresa Sumando Vida y el departamento de Psiquiatría Infanto-Juvenil del Hospital Clínico Universitario de Valladolid.
También en radio se organizó un coloquio de expertos con testimonios reales de personas que sufrían soledad no deseada y que pudieron ser contactadas gracias a la Asociación Ajupareva y a las propias alumnas del Grado en Terapia Ocupacional de la Universidad.
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Carteles informativos y exposiciones
Como última actividad en torno a la soledad no deseada, los alumnos de Publicidad y Relaciones Públicas realizaron carteles divulgativos y los colgaron por la Universidad y la ciudad de Valladolid. Estos carteles se recopilaron más tarde en una exposición en el Espacio Joven Sur junto con campañas de relaciones públicas e ideas creativas.
Además de ayudar a que toda la comunidad universitaria pudiera estar más alerta, se dieron a conocer soluciones concretas, como el espacio Lava, que propone iniciativas de conexión social y charlas para jóvenes en las que se fomenta la participación y el encuentro.
En los sondeos que realizaron los investigadores tras la campaña, muchos de los estudiantes involucrados manifestaron que conocían a personas cercanas que padecían soledad no deseada, y la mitad de ellos afirmaron que se estaban planteando participar en algún proyecto de voluntariado para poder mitigar esta situación que crece como pandemia en pleno siglo XXI.
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