Costa Rica inicia el 2025 en un contexto marcado por grandes desafíos, pero también con la esperanza de renovar su compromiso con los valores que han sostenido a la nación durante décadas: la paz, la democracia y la libertad. Este nuevo año no solo plantea retos en áreas como la seguridad, la economía y la sostenibilidad, sino que también abre las puertas a un período electoral decisivo, enmarcado en un clima de intranquilidad y polarización que preocupa a muchos sectores de la sociedad.
Desde hace dos años, la polarización ha ido asentándose como un elemento negativo que en nada contribuye a la construcción de una democracia sólida y saludable. Este fenómeno, alimentado por discursos confrontativos, desinformación y divisiones ideológicas, ha erosionado el espíritu de diálogo y consenso que históricamente ha caracterizado a Costa Rica. La fragmentación social amenaza con debilitar las instituciones y obstaculizar la búsqueda de soluciones colectivas a los problemas nacionales.
El 2025 llega, además, con el inicio de las contiendas electorales, un momento crucial para el país que debe ser enfrentado con madurez cívica y un compromiso renovado con los principios democráticos. Sin embargo, el ambiente de intranquilidad que se ha instalado en el panorama político plantea un desafío adicional: garantizar que el proceso electoral sea un espacio de debate respetuoso, transparente y orientado hacia el bien común.
En su mensaje de fin de año, el Presidente de la República destacó la necesidad de superar estas divisiones: “Costa Rica no puede permitirse profundizar la polarización que nos divide. Este 2025 debe ser el año en el que recordemos que el diálogo y el respeto por las diferencias son las bases de nuestra democracia.”
A pesar de las dificultades, el país cuenta con fortalezas invaluables, entre ellas, su tradición de libertad de pensamiento y expresión. Estos derechos fundamentales deben seguir siendo pilares para construir un futuro más inclusivo y participativo. La libertad de ideas no solo permite a los ciudadanos expresar sus inquietudes y propuestas, sino que también es un motor para la innovación y el cambio.
El llamado de este año es claro: dejar atrás la confrontación estéril y trabajar unidos para enfrentar retos urgentes como la inseguridad, el narcotráfico, la desigualdad y el cambio climático. El 2025 no solo representa un año de desafíos, sino también una oportunidad para que Costa Rica reafirme su compromiso con el desarrollo y la democracia.
Porque el país que queremos construir necesita del esfuerzo y la voz de todos, en libertad, pero también con responsabilidad y empatía.