En medio de una creciente tensión interna en el Partido Liberación Nacional (PLN), la reciente asamblea nacional fracasó por rompimiento del quórum, exponiendo el malestar de sus militantes y simpatizantes. La situación ha generado fuertes críticas hacia el Comité Ejecutivo, especialmente hacia el presidente y el secretario general del partido, quienes desde hace tiempo se encuentran en desacuerdos y enfrentamientos públicos.
Entre las voces más críticas, el aspirante a la precandidatura presidencial, Enrique Castillo, ha sido especialmente contundente en sus declaraciones. Castillo censuró la decisión de convocar una asamblea a puerta cerrada y pidió directamente la renuncia de los miembros del Directorio, incluyendo a Ricardo Sancho y Miguel Guillén. «Debieron haber dado un paso al costado después de perder las últimas elecciones,» afirmó Castillo, dejando clara su postura sobre la necesidad de renovación dentro del partido.
Castillo subrayó que «la permanencia del actual Directorio es insostenible», argumentando que la dirigencia no ha comprendido los cambios que demanda la sociedad costarricense. En sus declaraciones, enfatizó la importancia de contar con liderazgos honestos, visionarios, de temperamento sereno y experimentado, capaces de generar confianza en el electorado y de encabezar un partido alineado con las exigencias de transparencia y modernización.
La crítica de Castillo refleja un sentimiento compartido por muchos dentro del PLN, quienes ven en la actual situación un llamado urgente a la autocrítica y la transformación. «Es momento de que el partido abra espacio a figuras nuevas, con experiencia y comprometidas con el cambio, a quienes realmente comprendan el rol que debe desempeñar el PLN en el contexto actual,» concluyó Castillo.
Esta situación plantea un desafío para la dirigencia actual, que deberá responder a las demandas de sus militantes y enfrentar una presión creciente para una reestructuración significativa.