La confianza en los bancos es la creencia firme de las personas y las empresas en que, cuando depositan su dinero en un banco, allí estará seguro, que la entidad cumplirá con sus obligaciones y que lo gestionará de manera ética y transparente.
Hemos investigado la relación entre las características personales y la confianza en los bancos y hemos constatado el papel fundamental de la confianza en la formación de las percepciones de los individuos sobre las instituciones financieras.
Una modelización de inteligencia artificial nos permitió analizar una serie de datos para concluir que factores demográficos como la edad, el sexo y el nivel educativo tienen una influencia significativa en la confianza en los bancos.
La importancia de confiar en los bancos
Si la confianza es la base sobre la que se construyen las relaciones entre los bancos y sus clientes, también resulta fundamental para el buen funcionamiento del sistema financiero, del que podríamos decir que es el sistema cardiovascular de la economía, llevando el dinero allá donde se necesita bajo la forma de préstamos e inversiones. En cualquier caso, la buena salud bancaria juega un papel esencial en la estabilidad y prosperidad de las economías.
Cuando los depositantes confían en la solidez y seguridad de los bancos son más propensos a guardar en ellos su dinero, lo que fomenta la inversión y el consumo y, por tanto, el crecimiento económico.
Además, la confianza fomenta una gestión eficaz del riesgo. Si clientes e inversores confían en la capacidad de los bancos para evaluar y gestionar los riesgos, es más probable que realicen transacciones financieras, lo que contribuye a una asignación más sana del capital y los recursos.
Para preservar la confianza del público, las instituciones financieras se ven empujadas a mantener altos niveles de transparencia, responsabilidad y servicio al cliente. Una alto grado de confianza en estas entidades suele estar relacionado con marcos reguladores y prácticas de gestión de riesgos sólidos, que protegen al cliente.
La estabilidad financiera mundial depende en gran medida de la confianza en los bancos y las entidades financieras. En una economía globalizada, la fiabilidad de las instituciones financieras trasciende las fronteras nacionales.
La inestabilidad financiera puede tener graves consecuencias sociales: desempleo, pobreza y malestar social. Mantener la confianza en los bancos ayuda a mitigar estos riesgos y fomenta la cohesión social.
Datos, modelo IA y predicciones
Teniendo todo esto en cuenta, utilizamos un modelo de inteligencia artificial para evaluar si, a partir de las características individuales, se puede predecir el grado de confianza que una persona tiene en su banco.
En primer lugar, se encuestó a una parte de la comunidad universitaria de la Universidad Rey Juan Carlos, recopilando datos sobre su edad, género, situación de pareja, nivel educativo y cultura financiera, su percepción sobre la actualidad, los medios de comunicación a través de los cuales se informa, e incluso el estado emocional en el momento de completar la encuesta: cómo se sentía, cómo le influía el estado del tiempo ese día o si su equipo preferido había ganado o perdido el último partido jugado.
Con toda esa información recopilada se elaboró una base de datos que se utilizó para entrenar al modelo de IA diseñado para predecir la confianza que cada encuestado depositaba en su banco.
La validación del modelo indicó que, a pesar de disponer de solo una pequeña muestra poblacional, los indicadores tenían una buena capacidad predictiva sobre la confianza en los bancos.
Un análisis más desagregado nos muestra que unas variables tienen más capacidad predictiva que otras: el género no parece una cuestión relevante frente a la potencia del nivel de estudios del cliente para actuar como predictor de un mayor grado de confianza en las entidades bancarias.
Confianza y corresponsabilidad
Construir y mantener la confianza ciudadana en el sistema bancario requiere una fuerte supervisión de las autoridades reguladoras, prácticas prudentes de gestión del riesgo, transparencia y responsabilidad por parte de las instituciones financieras, y un cierto nivel de educación financiera por parte de los clientes que, cuanto más conozcan y entiendan cómo funcionan los bancos, más seguros se sentirán con su operativa.
España sigue a la cola en cultura financiera, según el más reciente informe PISA, aspecto que no parece captar la atención de los gestores públicos, a pesar de la relevancia que se ha demostrado que tiene para la salud del sistema financiero y de la economía en general.
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