El español es una lengua conocida por su transparencia ortográfica, lo que significa que existe una relación bastante directa entre su escritura y la pronunciación. Cuanto más directa es la relación entre los grafemas y los fonemas, más sencillo resulta aprender a leer y a escribir en una lengua.
Pese a esto, hay aspectos de la ortografía del español que desafían tanto a los nativos como a los extranjeros: la ortografía arbitraria. Esta es, seguramente, la mayor dificultad a este nivel de la lengua.
La ortografía arbitraria se refiere a aquellas reglas que no siguen una lógica aparente y deben ser memorizadas. Entre estas reglas se encuentran las diferencias entre la ge y la jota, la be y la uve, la ce y la zeta, la i griega o ye y la elle, y la presencia o ausencia de hache al inicio de la palabra o intercalada entre letras.
Clásicos de la ortografía arbitraria: pares mínimos
Los pares mínimos ortográficos, como hola-ola, o vaca-baca, son ejemplos clásicos de ortografía arbitraria. Estos pares no se pueden desambiguar fonéticamente y requieren un conocimiento léxico específico. En estos casos, el hecho de añadir o cambiar un grafema no altera el sonido de las palabras, pero sí su significado.
En otros casos, como jirafa, debemos conocer su forma ortográfica para no equivocarnos y utilizar la versión errónea “girafa”, pese a que compartan sonido.
Las palabras menos conocidas, como fanzine, representan un reto adicional. Esta palabra del español se originó por la combinación de las palabras en inglés “fan” y “magazine”, y se refiere a una revista editada y producida para una comunidad específica de aficionados. Los hablantes de español podrían fácilmente escribirla como “fancine” si no se conoce su grafía correcta.
Poniendo a prueba el conocimiento ortográfico
A través de una reciente plataforma desarrollada por el Centro de Investigación Nebrija en Cognición (CINC) de la Universidad Nebrija, se ha podido arrojar luz sobre cuáles son los principales retos ortográficos para los hablantes nativos y no nativos de español. Accesible a través de https://nebrija.com/ortografia, es un recurso interactivo compuesto por 80 pares de palabras de ortografía arbitraria. Los participantes deben elegir cuál de las dos opciones de cada par es la ortográficamente correcta.
Gracias a esta innovadora plataforma se han podido obtener datos de más de 55 000 pruebas completadas, lo que representa una muestra significativa del conocimiento ortográfico en España. Los resultados apuntan a un buen conocimiento ortográfico, ya que los participantes nativos han obtenido una puntuación media del 80 %; un notable en ortografía. No obstante, estos resultados también nos enseñan las principales dificultades, lo que permite avanzar en el diseño de estrategias educativas para aprendices de la lengua.
La ortografía arbitraria más difícil para no nativos
En cuanto a las letras que más dificultad implican para los hablantes de español a la hora de decidir la opción correcta, los resultados mostraron que, en términos generales, la ge y la jota no representan un grave problema, mientras que la presencia o ausencia de hache, la distinción entre i griega y elle, y entre be y uve, sí resultan complejas (huraño, bivalvo, cavilar, hallar).
Y, sobre todo, la decisión entre ce y zeta supone un reto en muchos casos, especialmente cuando la palabra se escribe con zeta (zelandés, fanzine, zepelín).
El papel de la edad en la ortografía arbitraria
Uno de los hallazgos más interesantes es cómo varía el conocimiento ortográfico con la edad. Los menores de 20 años obtienen una puntuación media del 63 %, que aumenta gradualmente hasta alcanzar el 84 % en torno a los 50 años.
Este fenómeno sugiere que la experiencia y la exposición prolongada al lenguaje escrito mejoran el conocimiento ortográfico y pone de relevancia un posible problema de conocimiento ortográfico entre los jóvenes.
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Por otro lado, no se han encontrado grandes diferencias entre hombres y mujeres en cuanto a la puntuación obtenida (81 % para hombres y 80 % para mujeres). Sin embargo, las mujeres completan la prueba en un tiempo significativamente menor, lo que apunta a una mayor accesibilidad y rapidez en el procesamiento ortográfico.
¿Por qué nos equivocamos más con fanzine o jirafa?
Volviendo al ejemplo de la palabra fanzine, en esta prueba solamente el 62 % de las personas identificaron su grafía correcta. Esto puede resultar comprensible, dado que es una palabra de frecuencia baja y que tal vez no se conozca demasiado. Así, es posible que mucha gente apueste por una grafía con ce, que es, sin duda, más común.
La única palabra que termina en –zine, según el Diccionario de la Lengua Española, es fanzine, mientras que hay varias palabras que terminan en –cine (por ejemplo, cine, multicine, alucine, autocine).
Menos comprensible es el hecho de que el 19 % de las personas piensen que jirafa se debería escribir “girafa”. Más aún, resulta complejo entender por qué el 25 % de las personas de menos de 20 años comete ese error.
La relación entre la edad y el conocimiento ortográfico y del vocabulario
Una hipótesis interesante que surge de estos datos es que la mejora en el conocimiento ortográfico con la edad podría estar relacionada con el incremento en el nivel de vocabulario. Según estudios previos, se estima que un hispanohablante adulto reconoce unas 30 000 palabras de media, pero ese valor es inferior para las personas jóvenes e incrementa con la edad.
A medida que envejecemos, nuestra exposición a una mayor variedad de palabras y contextos aumenta, lo que podría explicar por qué las personas mayores muestran un mejor desempeño en pruebas de conocimiento léxico y de ortografía arbitraria. La acumulación de vocabulario conocido y la práctica constante en la lectura y la escritura a lo largo de los años podrían ser factores cruciales que contribuyen a este fenómeno.
Los adultos mayores, habiendo tenido más tiempo para interiorizar las reglas de la ortografía arbitraria del español, tienen una ventaja significativa sobre los más jóvenes, que aún están en proceso de aprender y consolidar estas reglas.
La penalización de faltas de ortografía
Estos resultados tienen una relación directa con el debate sobre la penalización de las faltas de ortografía en las pruebas de acceso a la universidad.
Penalizar las faltas de ortografía puede ser una herramienta efectiva para fomentar un aprendizaje más riguroso de la ortografía arbitraria, pero también plantea preguntas sobre la equidad y el enfoque educativo.
La lectura como medio de aprendizaje continuo resulta esencial para superar las dificultades ortográficas, más allá de las penalizaciones. Así, este estudio de nuestro centro de investigación en cognición resalta la importancia de entender y enseñar la ortografía arbitraria del español.
Aunque la transparencia ortográfica facilita el aprendizaje básico, los desafíos de la ortografía arbitraria requieren atención y métodos de enseñanza específicos.
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