El pasado lunes 5 de agosto, Armand Duplantis ganó la medalla de oro en salto con pértiga, y lo hizo con una soberbia maniobra que va más allá de los Juegos Olímpicos.
Sus competidores, Sam Hendricks y Emmanuel Karalis, habían saltado 5,95 m y 5,90 m respectivamente, y Armand Duplantis empezó saltando 6 m, lo que le garantizaba desde el principio la medalla de oro. Pero aún le quedaban tres intentos. Tras un primer salto de “calentamiento” de 6,10 metros, con el que batió el récord olímpico, pidió que el listón se fijara en 6,25 metros, ¡un centímetro más alto del récord mundial que el propio Duplantis estableció en China en abril!
Ser el mejor en los Juegos Olímpicos está muy bien, pero ¿no es aún mejor ser el mejor absoluto? Para Armand Dupon, funcionó.
Los récords mundiales
Si excluimos los 20 años que siguieron al estallido de la Segunda Guerra Mundial –cuando la humanidad tenía otras prioridades que el salto con pértiga–, el récord mundial aumentó de forma constante desde 1910 hasta mediados de la década de 1990, a un ritmo de unos 2,5 cm al año. Desde entonces, sin embargo, el progreso ha sido mucho más lento: Sergei Bubka fue el primero en superar los 6 m, en 1985, y mantuvo su récord mundial de 6,15 m, logrado en 1993, hasta que Renaud Lavillenie lo destronó al superar los 6,16 m en 2014.
¡Los saltadores con pértiga necesitaron 21 años de esfuerzo para ganar 1 cm! Pero Armand Duplantis ha mejorado sus propios récords mundiales a un ritmo de 2 cm por año, pasando de 6,17 m en 2020 a 6,25 m en 2024.
¿Es una señal que la progresión está tomando un nuevo ritmo?
Física para una visión más clara
Un salto con pértiga se desarrolla en tres fases:
-
El saltador corre y alcanza su velocidad máxima (v) al final de la carrera.
-
Bloquea su pértiga contra un tope vertical a la barra y transfiere su energía de movimiento a la energía elástica de la pértiga, que se dobla.
-
La pértiga se relaja, liberando la energía elástica e impulsando al saltador de pértiga en el aire.
Llamemos H a la elevación de su centro de gravedad. Una descripción detallada de todo el movimiento del saltador con pértiga puede parecer muy complicada a primera vista, pero un enfoque solo centrado en la energía hace que las cosas sean sorprendentemente sencillas.
La evolución de las pértigas
El papel de la pértiga es, simplemente, transformar la energía asociada a la carrera del saltador, su energía cinética 1/2Mv2, en energía potencial gravitatoria MgH, donde g es la aceleración de la gravedad y M la masa del saltador. Una buena pértiga debe garantizar esta transferencia almacenando la menor energía posible (vibración, deformación permanente).
Las pértigas de fibra de carbono, introducidas en 1964 tras las pértigas metálicas y las primeras pértigas de bambú, permitieron a los saltadores mejorar considerablemente su rendimiento hasta los años 90, precisamente por esta razón: tenían un cociente de restitución de energía mucho mejor.
La velocidad máxima
En estas condiciones, el polo ideal es aquel que transfiere toda la energía cinética en energía gravitatoria. Como resultado, podemos escribir directamente ½ Mv2 = MgH, por tanto H = v2/(2g). Esto demuestra que la velocidad máxima es crucial para determinar la altura del salto. Suponiendo una velocidad de 10 m/s, encontramos que H = 5,10 m…
¿Cómo que 5,1 m? ¡Pero eso está muy lejos de los 6,25 m alcanzados por Armand Duplantis!
Recordemos que el centro de gravedad del saltador no está inicialmente a nivel del suelo. El saltador está de pie y su centro de gravedad está alrededor de 1 m. Así que la barra se puede colocar a 5,1 + 1 = 6,1 m. CQFD.
En estas condiciones, y teniendo en cuenta que hemos considerado una pértiga ideal que no absorbe energía. ¿cómo explicar los saltos más allá de esta estimación favorable?
Si observamos con atención un salto, nos daremos cuenta de que el saltador tiene la oportunidad, cuando la pértiga pasa verticalmente, de apoyarse en ella con los brazos para impulsarse hacia arriba justo antes de envolver el cuerpo alrededor de la barra: ¡hay preciosos centímetros que ganar ahí!
¿Dónde colocar la barra en el futuro?
Aumentar la velocidad al final de la carrera sería decisivo para seguir progresando. Analicemos el caso límite del récord mundial de 100 m de Usain Bolt. Bolt corrió los 100 m en 9,58 s, lo que da una velocidad media de 10,44 m/s, pero su velocidad máxima se registró en 12,42 m/s.
Si un saltador de pértiga pudiera alcanzar la velocidad conseguida por Usain Bolt al final de la carrera, el cálculo anterior indica que podría salvar un listón a… ¡8,86 m! Por supuesto, ¡tendría que ser capaz de alcanzar esa velocidad llevando una barra de más de 7 metros de largo y unos 15 kg de peso!
Por el momento, con una velocidad máxima registrada para Armand Duplantis de 10,3 m/s, el cálculo (siempre con una pértiga perfecta que no absorbe nada de energía) da una altura de 6,41 m. La pequeña diferencia con el rendimiento de Armand Duplantis puede atribuirse, sin duda, a la imperfección de la pértiga. A una velocidad de 10,5 m/s, la altura compensada asciende a 6,62 m. Así que aún se puede mejorar el récord actual de 6,25 m.
Y faltaría añadir lo que se puede ganar mejorando la forma de empujar la pértiga al pasar por encima del listón.
Así que todavía nos esperan algunas sorpresas: ¡ya estamos deseando que lleguen los Juegos Olímpicos de 2028 en Los Ángeles!
Jacques Treiner no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.