Los jóvenes de entre 15 y 20 años son las principales víctimas de los accidentes viales en todo el mundo. Para mitigar el impacto de los accidentes de este tipo en ese grupo de población, las Naciones Unidas pusieron en marcha un Decenio de Acción para la Seguridad Vial (2010-2020) con el que instaron a los gobiernos a tomar medidas.
Sin embargo, la principal causa de muerte entre los adolescentes de 10 a 19 años siguen siendo los accidentes de tránsito: en 2015, 115 302 personas en esta franja de edad murieron a nivel mundial, por lo que la ONU propone un segundo Decenio de Acción.
Las escuelas, como agentes de formación ciudadana, deben integrar talleres, conferencias y campañas de educación vial en sus programas para fortalecer el conocimiento existente y fomentar nuevos aprendizajes. Nuestra iniciativa busca equipar a los estudiantes con habilidades para moverse con seguridad en su vida diaria, contribuyendo así a la reducción de accidentes y promoviendo una convivencia urbana más segura y consciente.
Esfuerzos de educación vial en México
En 2022, México promulgó la primera Ley General de Movilidad y Seguridad Vial, resultado de una década de esfuerzos en el ámbito de la movilidad. Esta ley establece acciones específicas para mejorar, prevenir y concienciar a los ciudadanos sobre sus derechos y obligaciones en la vía pública.
Entre los 15 y 20 años, muchos comienzan a desplazarse de forma independiente para cursar la educación media superior y, a partir de los 16 años, pueden obtener permisos de conducción en varios estados. Estos factores contribuyen a que más del 10 % de los accidentes viales involucren a jóvenes.
A pesar de lograr una reducción del 1.01 % en el total de accidentes durante el decenio antes señalado, esta disminución no se reflejó entre los jóvenes de 15 a 20 años. Este grupo de edad ha pasado de sufrir 48 321 accidentes a 35 814 en cuatro años, lo que supone una reducción del 1.89 %, para aumentar nuevamente en los dos años siguientes.
Estas cifras subrayan la necesidad urgente de incluir la educación vial en los programas educativos.
Un caso concreto
Educar a la población estudiantil como peatones y sujetos de movilidad es crucial para su autocuidado y el de su entorno inmediato. En el marco de un reciente proyecto en la Escuela Politécnica Ing. Jorge Matute Remus de la Universidad de Guadalajara (donde acuden estudiantes de entre 15 y 20 años, similar a la Formación Profesional en España), pusimos en marcha las siguientes acciones para proteger a los jóvenes y adolescentes que acuden a estudiar al centro:
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Poner en marcha un taller denominado “Poliseguridad” ofertado a estudiantes de todos los semestres y todas las carreras técnicas y tecnológicas.
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Organizar charlas y talleres periódicos con expertos en seguridad vial y policías de tránsito.
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Crear simulaciones de situaciones de tráfico dentro de la escuela, utilizando señales de tránsito, pasos peatonales y semáforos. Además, realizar prácticas en campo cercanas a la institución.
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Organizar concursos de dibujo, ensayos, vídeos o carteles sobre temas de seguridad vial. Iniciar campañas de sensibilización donde los estudiantes creen mensajes y los difundan dentro y fuera de la institución.
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Establecer un grupo de estudiantes voluntarios como parte de los talleres de educación vial, que colaboren en la supervisión del tránsito en las inmediaciones de la escuela durante la entrada y salida de clases.
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Establecer talleres donde los estudiantes diseñen y fabriquen sus propias señales de tránsito utilizando impresoras 3D. En estos talleres se incluye la investigación sobre las señales y su importancia.
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Crear un programa donde los estudiantes se conviertan en embajadores viales digitales, utilizando plataformas de redes sociales y blogs para compartir contenido educativo sobre seguridad vial, experiencias personales y consejos prácticos.
Tener en cuenta a las personas con movilidad reducida
De poco servirían estas iniciativas si no tuvieran en cuenta las necesidades de las personas con discapacidad y movilidad limitada, quienes deben poder desplazarse de manera segura en entornos escolares con un alto número de automotores circulando y obstruyendo la vía pública.
Educar en una “movilidad segura y respetuosa con el medio ambiente, incluyendo la movilidad no motorizada y los derechos y obligaciones de los peatones”, no solo es un objetivo establecido en la fracción VII del Reglamento de la Ley de Movilidad, sino también una responsabilidad de las instituciones educativas que buscan formar ciudadanos responsables.
Para ello se realizaron campañas de sensibilización para ser empáticos con personas con movilidad reducida, a través de ejercicios pasivos con técnicas de traslado, movilización y deambulación.
En conclusión, la educación en cultura y seguridad vial en las escuelas es fundamental para reducir las tasas de accidentes viales entre la población juvenil. Uno de los principios de la movilidad establece que los peatones tienen derecho a transitar todas las vías públicas, aprovechando la infraestructura y el equipamiento vial para hacerlo de manera segura. Educar en estos aspectos repercutirá positivamente en la seguridad vial y en la creación de una cultura de movilidad responsable y consciente en México.
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