Una buena construcción puede resistir la gran mayoría de los terremotos. Sin embargo, una construcción deficiente tiene pocas probabilidades de hacerlo.
El 6 de febrero de 2023, un terremoto con epicentro en el suroeste de Turquía y magnitud 7,8 en la escala de Richter causó más de 50 000 muertes, convirtiéndose en una de las peores catástrofes de los últimos años en el país. Se derrumbaron más de 80 000 edificios, entre ellos algunos que se suponía que seguían las normas de seguridad antisísmica.
En Turquía, el terremoto de 2023 hizo tambalear no solo los edificios sino también los cimientos del país. La tragedia podría haber sido menor si se hubieran cumplido las normas de seguridad en la construcción y se hubieran utilizado los materiales adecuados. Las investigaciones apuntan a que la corrupción ha sido la gran responsable de la enorme magnitud de la catástrofe.
Construcción y corrupción
Desde hace años son frecuentes las acusaciones de corrupción en el sector de la construcción en Turquía. Especialmente en lo que a grandes proyectos públicos se refiere.
Pero este fenómeno no es algo nuevo ni único de Turquía. Las características del sector (grandes flujos de recursos, intensivo en mano de obra, facilidad para aplicar sobrecostes) hacen probable que se produzcan actos fraudulentos como sobornos, blanqueo de capitales, manipulación de licitaciones o clientelismo .
En 2007 se adoptaron nuevas normas de construcción con el objetivo de que los edificios fueran a prueba de terremotos. A partir de 2018, se establecieron mayores controles pero, ese mismo año, el gobierno concedió amnistías –mediante el pago de tasas– a los edificios existentes que no cumplían las normas. El organismo encargado de velar por su cumplimiento ha admitido que en 2023 más de la mitad de las construcciones de Turquía (unos 13 millones de pisos) no cumplían los requisitos aceptables.
Muchos de los edificios caídos en el terremoto habían recibido el visto bueno de las autoridades. Pese a que con los cambios en las normativas sobre construcción y prevención de desastres se pretendía mejorar la regulación del sector, la ejecución ha sido ineficaz, como demuestran la prevalencia de la corrupción y la falta de supervisión sobre el cumplimiento de la ley.
En los últimos años ha habido un crecimiento urbanístico descontrolado que ha permitido a gobernantes y empresarios obtener grandes beneficios. Algunos contratistas –responsables de gran parte de la construcción en los últimos años– han sido acusados de participar en prácticas ilícitas y se han emitido órdenes de detención contra funcionarios públicos por supuestas violaciones de la seguridad e irregularidades.
¿Transparencia o retroceso durante la era Erdoğan?
El problema de la corrupción ha sido una constante en Turquía desde que existen indicadores. No obstante, desde la llegada al poder de Erdoğan en 2003, estos muestran dos etapas claramente diferenciadas:
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De 2003 a 2012 disminuyó la percepción de la corrupción y mejoraron los indicadores. Se produjo un descenso del nivel de corrupción en el país con la ayuda de reformas legales y operaciones anticorrupción, una de las principales promesas del presidente Erdoğan tras su ascenso al poder.
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A partir de 2013 se observa un empeoramiento en los niveles de corrupción, llegando en los últimos años a alcanzar niveles comparables a los de hace dos décadas. Esto coincide con una disminución en la detención de sospechosos por sobornos y una reducción en las operaciones planificadas contra actividades corruptas. Al mismo tiempo, se registra un aumento en el número de licitaciones de obras, que se concentran en unos pocos grupos empresariales.
Los números hablan
Según el último índice de percepción de la corrupción (IPC) que elabora la organización Transparency International, Turquía obtuvo en 2023 una puntuación de 34 puntos, situándose en la posición 115 de 180 países analizados. Este indicador, de publicación anual, clasifica a los países de 0 a 100 –a menor puntuación, mayor nivel de corrupción– en función de cómo son percibidos por sus ciudadanos. En los últimos años, los valores turcos para este índice han empeorado. En 2013, alcanzó su máximo valor, 50 puntos, y también su mejor posición, la número 53. Desde entonces, la tendencia ha sido a la baja, hasta los actuales 34 puntos.
La necesidad de un cambio
Las consecuencias del descontrolado boom de la construcción de los últimos años se mostraron claramente en el terremoto de 2023, que trajo una devastación material sin precedentes y puso de manifiesto el incumplimiento de las normas y la fragilidad de las estructuras, legalizadas al amparo de las amnistías.
La renovación urbana apenas ha contribuido a que las viviendas sean resistentes a terremotos y otras catástrofes.
El sector de la construcción en Turquía necesita un cambio radical para poner fin a la corrupción y garantizar la seguridad de las viviendas . Solo así se podrá evitar que una tragedia similar vuelva a repetirse en el futuro.
Javier Cifuentes Faura no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.