Vladimir de la Cruz, Historiador y politólogo.
De nuevo estamos en un año electoral, las elecciones municipales que elegirán casi 84 Alcaldes e igual número de Consejos Municipales y Distritales. El calendario electoral ya está aprobado por el Tribunal Supremo de Elecciones. Los plazos para ir inscribiendo partidos políticos ya están funcionando. Lo que no parece que estén funcionando son los partidos políticos de cara a este proceso electoral, no se sienten, más allá de las acciones que están brotando contra parte de las principales autoridades municipales, como son los alcaldes, con escándalos que se están montando o están apareciendo a la luz pública para sus respectivas investigaciones, lo que no se va a detener en las próximas semanas, si eso sirve para tumbar alcaldes y evitar que partidos que han dominado esas alcaldías se mantengan. Esto es lo que va a revolver el ambiente electoral y las mismas elecciones, al margen y alejadas esas participaciones de verdaderos programas municipales que planteen los partidos para enfrentar y atender los distintos e importantes problemas que afectan a los ciudadanos de cada cantón, y quizá con candidatos improvisados a última hora e inexpertos políticamente. Además, existe una contradicción electoral importante en este proceso. Al candidato a Alcalde se le exige un planteamiento programático de gestión, en caso de ganar, que no obliga al Consejo Municipal a desarrollarlo ni a impulsarlo, porque los Consejos Municipales se mueven con su propia agenda de trabajo.
El triunfo de un Alcalde no le permite, como al Presidente de la República, impulsar obras municipales como lo hace el Presidente del Ejecutivo Nacional, que puede impulsar sus propuestas desde los Ministerios y desde las Sesiones Extraordinarias Legislativas. Los Alcaldes no tienen estas posibilidades institucionales. De hecho se meten en una camisa de fuerza con pocas posibilidades reales de hacer obras con base en lo que ofrecen en las mismas campañas electorales. La Alcaldía y el Consejo Municipal son dos instancias de gestión, que no siempre son armónicas con los planteamientos que se discuten o se proponen en las campañas electorales municipales, tanto por los partidos con sus candidatos a los Consejos, como los partidos con sus candidatos a Alcaldes. Generalmente van con planteamientos separados.
Este proceso electoral, que viene a partir de noviembre, a diferencia de los anteriores altera sustantivamente toda la estructura electoral y de los partidos políticos. Para empezar tenemos decisiones legislativas que obligan casi a una renovación total de las autoridades municipales, como los Alcaldes, porque se ha prohibido legalmente, su reelección consecutiva, lo que afecta casi a 50 de los 84 cantones que existen. Y dentro de esta prohibición el Partido más afectado es Liberación Nacional que tiene a su vez el control de 49 municipalidades y alcaldías, lo que le impone a este Partido, obligatoriamente, la renovación de sus principales figuras políticas, sin que hasta ahora se conozcan sustantivamente, sin que esos Alcaldes, en el ejercicio de su gestión, hayan promovido a los Vice Alcaldes, o a funcionarios como sus seguros continuadores de sus obras en caso de que ellos tuvieran que dejar la Alcaldía, porque tenían la posibilidad de la reelección continua. Por otra parte los Vice Alcaldes son como los Vicepresidentes de la República, muy decorativos, casi sin funciones propias e importantes más allá de las que el Alcalde les asigne. Recordemos cuando el Presidente Abel Pacheco dejó sin ninguna responsabilidad a su Vicepresidente Luis Fischman quien no pudo realizar ninguna labor ni ejercitar realmente su cargo electo popularmente, ni siquiera podía entrar a la Casa Presidecial.
A nivel municipal los Partidos políticos casi no existen, de hecho son inexistentes ante los ciudadanos de los cantones y de sus respectivos distritos. En la práctica la acción municipal en las comunidades no se refleja como actividad del Partido que gobierna la Alcaldía, o tiene la mayoría de sus Munícipes o miembros de sus Consejos Municipales.
La última vez que yo vi, en el Cantón de la Unión, donde vivo, alguna presencia de los síndicos distritales fue en el período 1998-2002, que se acercaban por distintas razones y por acciones de la municipalidad a los vecinos. Después nunca más se volvieron a sentir en la comunidad de manera directa.
En otros países, como en Suiza, las Alcaldías y sus elecciones sí son importantes, tienen peso en la gestión del municipio y sus dirigentes dominan a todos los efectos la región en que actúan y con plena identificación partidaria del Partido político que tiene el control municipal. En Costa Rica hay limitaciones para que esto suceda y para que no se identifique la acción municipal pública con el partido dominante en la Municipalidad. A principios de este siglo fui invitado al Congreso del Partido Comunista de Portugal, que se realizaba en Lisboa. Al llegar a la capital portuguesa lo que me sorprendió fue que en todas las calles habían banderas del Partido Comunista portugués puestas por todo lado, especialmente en postes del alumbrado y otros sitios visibles públicos, lo que parecía muy normal para la vida pública de esa ciudad. Era evidente que el Partido Comunista dominaba la Alcaldía de Lisboa y que no había problema legal alguno para que como Partido se luciera de esa manera. Impactaba, para alguien como yo, que no estaba acostumbrado a una vida política activa costarricense que se expresara de esa manera.
Los que han vivido en Europa, por estudio o trabajo, han tenido experiencias similares. En Estados Unidos, por el sistema electoral que tiene, las candidaturas políticas se promueven con carteles puestos en las comunidades, en los barrios o sitios residenciales, con carteles que se ponen al frente de las casas, y con organización comunal alrededor de los candidatos. Aquí no vemos, ni sentimos, que esto se produzca.
En las recientes elecciones nacionales, del año pasado, de hace nueve meses, participaron 26 partidos políticos, y a nivel provincial con candidatos a diputados esa misma cantidad de partidos políticos se reprodujo, con algunos partidos adicionales en algunas de las provincias, por los partidos provinciales que se inscribieron, haciendo que como número de partidos provinciales oscilaron entre 24 y 29 entre las diferentes provincias.
Para mí es claro que los 26 partidos nacionales y los 29 provinciales que participaron no tienen capacidad alguna para reproducir esa misma cantidad de partidos a nivel municipal, en cada uno de los 84 cantones. Si así llegare a ser, se generaría una locura institucional y electoral. Solo los partidos nacionales y provinciales, que tradicionalmente han sido fuertes y de presencia histórica, tienen la mayor posibilidad de participar en los 84 cantones.
El mismo Gobierno de Rodrigo Chaves que está impulsando la creación del Partido Pueblo Soberano va a tener dificultades de participación, sobre todo con la actuación púbica autoritaria del Primer Mandatario que, seguramente, por la forma como escogió sus Ministros, pretenderá escoger a sus candidatos a Alcaldes, y representantes municipales, porque chocará con intereses locales, como ya está enfrentando en la organización embrionaria que tiene su Partido y los pleitos que le han surgido entre sus pocos dirigentes visibles.
Cuando el Partido Acción Ciudadana ganó los procesos electorales del 2014 y del 2018, en su acción municipal, no pudo pasar de 10 alcaldías en todo el país, a pesar de ser partido gobernante. Para el actual autoritario y egocéntrico gobernante su reto es mantener el seguimiento personal que tiene en las encuestas, hasta ahora, con el seguimiento electoral en la encuesta política más importante que son las elecciones, nacionales o municipales.
El rédito de popularidad, expresado en las encuestas, del Presidente Rodrigo Chaves, no le servirá de nada porque en Costa Rica le está inhibido participar en procesos electorales, en su condición de Presidente, apoyando partidos o candidatos de manera pública, o impulsándolos. Si lo hace caería en la figura de deliberar políticamente en asuntos que legal y constitucionalmente no puede hacer. Por ahora carece de líderes nacionales que le sigan, dentro de sus propias filas, que puedan suplantarle en las elecciones cantonales. Lo más que podrá hacer es empujar la acción institucional del Gobierno en obras municipales que puedan traducirse en votos hacia el Partido Pueblo Soberano, pero este Partido no es el que está gobernando y, quizá, aprovechar los miles de seguidores que tiene troleando su principal diputada, que sí puede moverse como el ánima sola por todo el país promoviendo al Partido del Presidente y no al Partido por el que fue electa. Aquí se pondrá a prueba su lealtad partidaria. El Partido que está en el Gobierno, le guste o no al Presidente Chaves, es el Partido Progreso Social Democrático, que eligió 10 diputados, de los cuales dos ya se pasaron al Partido Pueblo Soberano
En la organización nacional de partidos políticos se exige una presencia cantonal de los mismos, cuando están en su proceso de inscripción, de manera que la organización empieza, ahora por Asambleas Cantonales que deben tener presencia de delegados distritales, al menos de la mitad más uno de los distritos. Antes se obligaba a realizar estas Asambleas Distritales en los 480 distritos que existen en el país, lo que era un verdadero calvario organizativo y presencial, especialmente para los pequeños partidos políticos y para los que estaban iniciando su proceso de inscripción. La legislación se mejoró para eliminar la realización de esas asambleas distritales, concentrándolas obligatoriamente en las asambleas cantonales, ahora 84 para cada partido si pretenden participar en todo el país, concentrando el Tribunal Supremo de Elecciones, que en esas Asambleas Cantonales haya presencia de delegados reales de los Distritos de dada Cantón. Esto ha facilitado el surgimiento de partidos, pero no garantiza que para efectos electorales esto produzca la presencia de esos partidos en sus cantones. Que yo sepa en ningún Cantón del país hay una oficina pública, un local de referencia que opere públicamente, de los 26 partidos que participaron en las elecciones presidenciales del año pasado.
De todos los partidos políticos nacionales el que más desafío y retos tiene ante las elecciones municipales, que se vienen, es el partido Liberación Nacional. Política y partidariamente está obligado a mantener esa mayoría en sus manos.
En las últimas elecciones municipales, realizadas en el Gobierno de Carlos Alvarado, en el 2020, Liberación Nacional ganó la mayoría de las Alcadías y la integración de los Consejos Municipales. Eso le daba posibilidades de ser el Partido más importante para las elecciones nacionales del 2022, lo que resultó que José María Figueres llegara como primer finalista en el proceso electoral, por el peso de campaña electoral actuando con 26 partidos, lo que no resultó para la segunda vuelta electoral, con solo dos partidos, porque allí se puso en evidencia la debilidad organizativa y partidaria a nivel municipal, entre otras causas que influyeron en su derrota electoral, y por la campaña esa sí terrorista, que se realizó de trols, como hemos estado viendo en estas últimas semanas por parte de quienes fueron contratados, para esos efectos, por las estructuras paralelas y oficiales que impulsaban la candidatura del actual Presidente Chaves.
A propósito de estas estructuras trolescas, es claro que no desaparecerán del escenario político y electoral, pero es muy difícil pensarlas a nivel nacional actuando en todas la municipalidades con ánimo de golpear algunas candidaturas. Quizá donde pueda evidenciarse la guerra de los troles es a nivel de las principales municipalidades del país, las de cabeceras provinciales y algunas estratégicas cantonales, en éstas por el grado de desarrollo económico, productivo, turístico, de desarrollo de centros comerciales y de residenciales, de control aduanero portuario o de narcotráfico regional que se mueve en ellas.
Estamos ya empezando a prepararnos emocionalmente ante estas elecciones nacionales. El reto político más grande lo tiene el Gobierno de Rodrigo Chaves Robles, el de participar con partido propio, el Partido Pueblo Soberano, o con el que fue electo, en caso de que no inscriba el suyo, o en alianza o coalición con el que lo llevó a la presidencia, en alianza o coalición con otros partidos, como los partidos cristianos pentecostales, pero ya no sería un triunfo de Rodrigo Chaves sino de esa coaliciones.
El reto no es solo participar con Partido propio, sino hacerlo en todo el país, y superar, al menos, al Partido Acción Ciudadana, cuando fue partido gobernante de ganar al menos más de 10 alcaldía en todo el país.