En estos días en los que se han intensificado las hostilidades entre Israel y Hamás, vi un tuit que decía que habría más alboroto en Occidente si “2,2 millones de perros golden retrievers estuvieran siendo bombardeados hasta la extinción dentro de una jaula” que en el caso de los civiles palestinos en Gaza.
Este tuit me retrotrajo a entrevistas que realicé a 96 jóvenes palestinos y a sus profesores en Cisjordania tras la invasión de Gaza en 2014 y que han sido publicadas recientemente.
Quería averiguar las diferentes formas en las que alumnos de entre 13 y 15 años de diversas escuelas públicas, privadas y de las Naciones Unidas, entendían, hablaban y utilizaban los derechos humanos, especialmente cuando los ideales que aprendían en la escuela contrastaban con su lucha cotidiana.
1. Deshumanización de los palestinos
Los jóvenes con los que hablé, procedentes de diversos entornos socioeconómicos y religiosos, describieron a menudo cómo se sentían deshumanizados en el discurso sobre las relaciones entre Israel y Palestina. En su opinión, el hecho de que no se les considerase seres humanos con los mismos deseos, necesidades y, lo que es más importante, los mismos derechos que los demás, es algo que se acepta en todo el mundo.
Pero ellos mismos utilizaron ese lenguaje para describir cómo viven bajo la ocupación. Hiba, una niña de 13 años que estudia en un colegio privado, bromeaba diciendo: “Es curioso que los animales tengan más derechos que los humanos en Palestina”. Luego, más seria, añadió: “No somos iguales, somos diferentes de otros niños del mundo”.
La idea de que el valor de una vida palestina es inferior al de las vidas de los demás fue otro tema de conversación. Anwar, alumna de 13 años en una escuela gestionada por la ONU, dijo: “En los países occidentales, si alguien muere, le dan mucha importancia. Pero si matan palestinos, ya sean 100 o 1 000, es normal y está bien. Los palestinos son números”.
La retórica de los funcionarios israelíes de los últimos quince días demuestra esta deshumanización. El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, al anunciar el asedio total de Gaza afirmó que: “Estamos luchando contra animales humanos”.
Sus palabras fueron repetidas por el general de división israelí Ghassan Alian quien dijo a los palestinos de Gaza que “los animales humanos deben ser tratados como tales”.
Los académicos han demostrado en el pasado cómo este tipo de retórica deshumanizadora suele preceder a actos de genocidio.
2. La generación de sus padres y líderes
Muchos de los jóvenes con los que hablé se mostraron críticos con el modo en que sus mayores –especialmente los dirigentes de la Autoridad Palestina (AP)– parecían haber llegado a aceptar la ocupación. Hablando de la guerra de 2014 en Gaza, Camilla, que estudiaba en un colegio privado, me dijo: “Nuestro gobierno actúa como si no le importara si estamos ocupados o no… Los israelíes están matando niños y el gobierno no deja [sic] que Israel pague por ello”.
Esta semana, palestinos de toda Cisjordania se han unido a las protestas contra los bombardeos israelíes sobre Gaza. Pero también han criticado duramente a la Autoridad Palestina. En respuesta, las fuerzas de seguridad de la AP han reprimido y disparado munición real contra los manifestantes. Razan Nasrallah, una niña de 12 años de Yenín, murió por disparos en la ciudad cisjordana el 17 de octubre mientras protestaba por el ataque a un hospital de Gaza en el que murieron cientos de palestinos.
Aunque algunos jóvenes también se mostraban cínicos ante la perspectiva de ver el fin de la ocupación, la mayoría eran optimistas. Anwar me dijo que aunque “los adultos piensan que se ha acabado… como jóvenes, seguimos teniendo esperanza porque tenemos un futuro”.
3. Israelíes: incluso los ocupantes merecen derechos humanos
Muchos de los jóvenes que entrevisté en 2015 estaban dispuestos a hacer una distinción entre la mayoría de los judíos que viven en Israel y aquellos cuya visión de una patria judía sionista implica el desplazamiento de los palestinos nativos. Como me dijo Jiries, alumno de 13 años en una escuela privada:
“Algunos dicen que los judíos son los que son sionistas… pero se equivocan porque hay muchos judíos que nos apoyan… Sólo quiero asegurarme de que todos los que lean sobre «judíos” o “sionistas” puedan diferenciar entre los dos».
Los estudiantes también quisieron subrayar que no toda la comunidad judía apoya la política del Estado de Israel hacia Palestina, y que durante el conflicto actual hay muchos grupos judíos en todo el mundo que se solidarizan con ellos.
Los jóvenes que entrevisté vivían en zonas de Cisjordania controladas por la Autoridad Palestina (AP), que están oficialmente prohibidas a los israelíes. Por tanto, la mayoría de sus encuentros con israelíes habrían sido con colonos o soldados en los puestos de control o durante incursiones militares. Su percepción de los israelíes con los que se habían encontrado variaba. Lina, una niña de 13 años de una escuela de la ONU para niños refugiados, hizo hincapié en la diferencia entre soldados y ciudadanos, mientras que su compañera de clase, Nadiya, afirmó:
“En la guerra de Gaza no diferenciaron entre civiles y soldados, los israelíes atacaron a civiles y la mayoría de los que murieron eran niños, mujeres y ancianos”.
Pero cuando pregunté a este grupo de niñas refugiadas si creían que un joven israelí de su edad debería disfrutar de los mismos derechos humanos que ellas, estuvieron unánimemente de acuerdo.
4. Esperanza en el futuro
Los territorios palestinos ocupados tienen una población joven: la edad media en Cisjordania y la Franja de Gaza es de 19,6 años y en Gaza más del 40 % de las personas tienen 14 años o menos. Desde el 7 de octubre de 2023, un niño palestino ha muerto aproximadamente cada 15 minutos.
Para los que sobreviven, los ataques militares pueden dejarles con discapacidades que les cambian la vida, sin el cuidado de sus padres, y pueden tener efectos adversos a largo plazo en su salud mental. Muchos niños también pueden morir por no poder acceder a alimentos, agua o tratamientos médicos vitales a causa del asedio.
A pesar de estar desproporcionadamente afectados por la violencia, las opiniones de los jóvenes rara vez se consultan y sus voces escasean a la hora de tomar decisiones que afectarán a sus vidas. En la sociedad, los jóvenes no reproducen necesariamente las opiniones de los adultos que les rodean. Y a menudo los adultos no escuchan cuando ellos hablan.
Como dijo Marwan, uno de los jóvenes con los que hablé: “[los adultos] no entienden que somos lo bastante maduros para comprender nuestro mundo”. Los jóvenes de Gaza y los exiliados se han dirigido a la comunidad internacional pidiendo un alto el fuego inmediato.
La pregunta es: ¿quién actuará ante los llamamientos de estos jóvenes? Ellos son el futuro de Palestina y sus voces deben ser escuchadas.
Erika Jiménez recibió financiación para la investigación de este artículo del Departamento de Empleo y Aprendizaje del Reino Unido.