El pasado 22 de septiembre murió la profesora Evelyn Fox Keller a la edad de 87 años.
Nacida en 1936 en Estados Unidos, Fox Keller era hija de judíos rusos que huyeron de las purgas de Stalin a Canadá y después se instalaron en Nueva Yok, donde estudió primero en el Queens College, y luego en la Universidad Brandeis, donde se licenció en Física en 1957.
En 1959 obtuvo un máster por el Radcliffe College, femenino, perteneciente a la Universidad de Harvard.
Su doctorado en físicas no fue un camino de rosas, dado las poquísimas mujeres que cursaban esa disciplina y los prejuicios de la época. El acoso y las bromas sexistas por parte de profesores y compañeros hicieron que se tomara un descanso antes de concluir su tesis.
Finalmente, obtuvo su doctorado en física por la Universidad de Harvard en 1963. A continuación comenzó a interesarse en el naciente campo de la biología molecular. Sus trabajos se centraron en historia y filosofía de la biología contemporánea. Adoptó una perspectiva desde los estudios de ciencia, tecnología y sociedad. Influida por la tercera ola del feminismo y su activismo, incluyo también el enfoque de los estudios de ciencia y género, en los que fue pionera.
Fox Keller criticaba la concepción de objetividad que manejaba (y aún maneja) parte de la comunidad científica, que está fuertemente cargada de suposiciones sexistas. Su trabajo proponía una comprensión más matizada y sofisticada de los factores subjetivos y sociales que pueden dar forma a las teorías e hipótesis científicas.
Como comentó en 1990 en una entrevista concedida al periodista Bill Moyers para su programa El mundo de las ideas de la cadena PBS:
“No existe una lente mágica que nos permita mirar y ver la naturaleza sin nubarrones… sin colorearla con los valores, esperanzas, miedos, ansiedades, deseos y objetivos que le aportamos.”
Y añadía:
“Es una fantasía pensar que cualquier producto humano pueda estar libre de valores humanos. Y la ciencia es un producto humano. Es un maravilloso y glorioso producto humano.”
A caballo entre las ciencias y las humanidades
La trayectoria que comenzó Evelyn Fox Keller (adoptó este último apellido desde su matrimonio con el matemático Joseph Bishop Keller en 1963, del que se divorciaría en 1976) no fue fácil, ni intelectual ni académicamente, al transitar entre las ciencias y las humanidades. Aun así, en los años ochenta ya había publicado dos libros que tuvieron gran repercusión.
El primero de ellos fue A Feeling for the Organism: The Life and Work of Barbara McClintock (1983), traducido al español bajo el título Seducida por lo vivo. Vida y obra de Barbara McClintock en 1984.
En él examinaba el trabajo de la bióloga Barbara McClintock, cuyos minuciosos estudios del maíz demostraron el proceso de transposición de elementos del genoma, lo que explicaba cómo los genes determinan ciertas características físicas. McClintock subrayaba la importancia de estar en estrecha sintonía con el maíz que estudiaba, asegurando que, en última instancia, le había ayudado a detectar algunos comportamientos genómicos inesperados.
McClintock, ignorada y ninguneada en un principio –sus importantes descubrimientos se publicaron entre los años cuarenta y cincuenta–, ganó el Premio Nobel el mismo año en que se publicó el libro.
Ni la objetividad es masculina, ni la subjetividad femenina
El otro trabajo que tuvo gran impacto en los estudios de ciencia y género fue Reflections on Gender and Science (1985), traducido al español en 1990. Según Fox Keller, la objetividad y la razón han sido consideradas masculinas, y la subjetividad y el sentimiento, femeninos. Esto influye en los objetivos y los métodos de la investigación científica: desde su institucionalización en el siglo XVII, la ciencia se consideraba una actividad estrictamente masculina, excluyendo a las mujeres.
En total, Keller escribió once libros, numerosos artículos y capítulos de libros y coeditó varios volúmenes. Entre sus obras individuales, además de las ya mencionadas, destacan The Century of the Gene (2000), Making Sense of Life (2002) o The Mirage of a Space between Nature and Nurture (2010). En 2023 publicó Making Sense of My Life in Science: A Memoir.
Enseñó en las más prestigiosas universidades estadounidenses y europeas (como la de California en Berekeley, el MIT y el Instituto Max Planck de Historia de la Ciencia). Recibió numerosos premios y honores, entre los que destacamos el premio Genio de la Fundación MacArthur por ser “una académica cuyo trabajo interdisciplinar plantea importantes cuestiones sobre las interrelaciones entre el lenguaje, el género y la ciencia”.
También fue elegida miembro de la Academia Americana de las Artes y las Ciencias, y de la Sociedad Filosófica Americana.
La recuerdo en uno de los seminarios organizados en el Instituto de Filosofía del CSIC, escuchando con atención a las jóvenes doctorandas e intercambiando ideas y comentarios con todas nosotras. Además de sus cualidades investigadoras, docentes y activistas y feministas, era una intelectual comprometida, humilde y abierta a escuchar y a aprender de cualquiera.
Eulalia Pérez Sedeño no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.