En reciente artículo de Constantino Urcuyo publicado en el semanario El Financiero, el
reconocido autor y analista político de Costa Rica, aborda en su artículo «Narcisismo político» un tema de relevancia contemporánea: el narcisismo en la política. Utilizando la metáfora del mito griego de Narciso, Urcuyo explora cómo este fenómeno se manifiesta en la esfera política y cómo puede tener graves consecuencias para la democracia.
El autor comienza definiendo el narcisismo político como un trastorno en el que los actores políticos desarrollan un sentido exagerado de su importancia, acompañado de una necesidad excesiva de admiración y reconocimiento. Estos líderes políticos se ven a sí mismos como superiores, exageran sus logros y talentos, y tienden a reaccionar ante la crítica con persecución e insulto. Esta caracterización de los narcisistas políticos resalta su tendencia a encerrarse en una burbuja de autoafirmación, lo que a menudo resulta en la incapacidad de empatizar con las necesidades de los demás y la falta de reconocimiento de la realidad.
Urcuyo destaca cómo estos políticos narcisistas a menudo se presentan como «hombres providenciales» o Mesías, creyendo que merecen ser adorados y seguidos. Sin embargo, su egolatría los lleva a la búsqueda constante de reconocimiento y adulación, lo que a su vez puede alienar a quienes los rodean y crear un clima de temor entre sus colaboradores más cercanos. Esta dinámica de liderazgo autocrático puede ser perjudicial para la democracia, ya que promueve la confrontación en lugar de la cooperación, socavando así el progreso y la igualdad democrática.
El autor advierte sobre el peligro de convertir a un líder político en una figura de culto, ya que esto puede erosionar la esencia misma de la democracia, alejándola de sus principios fundamentales y acercándola a la autocracia. Además, señala que los líderes narcisistas tienden a ofrecer soluciones simplistas y a corto plazo que rara vez se materializan, lo que puede socavar aún más la confianza en el sistema político.
Urcuyo plantea una crítica valiosa al narcisismo político y sus efectos en la política contemporánea. Su artículo nos invita a reflexionar sobre la importancia de la cooperación, la empatía y la igualdad democrática como antídotos contra la amenaza del narcisismo en la política.