Ennio Rodríguez, Luis Vargas y Gabriel Madrigal, Economistas
Las personas jóvenes enfrentan dificultades para seguir estudiando, insertarse y permanecer en el mercado laboral y construir un futuro más próspero para sí mismas y sus futuras generaciones. Una realidad que trasciende los recientes años de pandemia y procesos inflacionarios y que, más bien, es un problema estructural de la Costa Rica del siglo XXI.
La poca capacidad que está teniendo la sociedad costarricense para generar oportunidades para que las personas jóvenes se inserten plenamente en la economía está incidiendo, y de no atenderse a tiempo y con contundencia, incidirá negativamente en el crecimiento y desarrollo económico del país. Hoy, Costa Rica enfrenta una no deseada tasa de desempleo abierto de 12% y una pobreza a nivel de personas de 25,5%. Estas cifras son aún más alarmantes en el caso de las personas con edades entre los 15-24 años, con una tasa de desempleo de 30,6% e incidencia de pobreza de 26,8%. Aun cuando las personas jóvenes logran insertarse al mercado laboral, sus trabajos son de menor calidad (no permanentes, informales y con menor remuneración). Esto repercute en menores posibilidades para estudiar, ahorrar o adquirir una vivienda propia y, consecuentemente, mayor incidencia de pobreza. Al tiempo que, hace que las personas jóvenes sean más propensas a delinquir y ser presa fácil de actividades ilícitas, que se conviertan en su sustento y “oportunidad” de mejorar su bienestar material.
Este estudio plantea una discusión propositiva de la realidad económica de las personas jóvenes en Costa Rica, con la intención de poner en el centro de agenda política nacional la necesidad de crear condiciones idóneas para el desarrollo de una juventud costarricense que, pese a los retos que afronta, tiene por delante grandes oportunidades. En particular, conforme los jóvenes entran al grupo prime age (25 o más años), se deben dar las condiciones para la generación de capital humano y físico que permitan incrementar los ingresos a futuro y alcanzar un mejor nivel de vida. La mayor y mejor inclusión de las personas jóvenes en la sociedad es fundamental para lograr una Costa Rica más próspera y equitativa.
Estudio y trabajo para la juventud
Uno de los indicadores más utilizados a nivel mundial para analizar la condición de las personas jóvenes en la economía es el porcentaje de Ninis (personas que ni estudian, ni trabajan). En la última década, en promedio, 21% de las personas jóvenes costarricenses con edades entre los 15 y 24 años ha estado, simultáneamente, fuera del sistema educativo y el mercado laboral (gráfico 1). En el primer trimestre de 2021, marcado por las secuelas de la pandemia en materia de exclusión laboral y del sistema educativo, se alcanzó un valor máximo de 25%.
Gráfico 1
Costa Rica. Evolución del porcentaje de jóvenes Ninis con edades entre los 15-24 años en el periodo Q1 2010 – Q2 2022
A pesar de que el porcentaje de jóvenes Ninis en el segundo trimestre del 2022 (16%) es significativamente menor al promedio de la última década y muestra una leve tendencia a la baja, es muy superior al promedio de la OCDE de 8,5% (gráfico 2). En particular, preocupa la situación de las mujeres jóvenes. El 32% de las mujeres costarricenses con edades entre los 20-24 años se clasifican como Ninis y en la OCDE solo es superado por Turquía, Colombia y México. Las mujeres costarricenses con edades entre los 15-19 años, con un porcentaje de Ninis de 27%, muestran el valor más alto en la OCDE.
Gráfico 2
Costa Rica. Comparación internacional del porcentaje de jóvenes Ninis con edades entre los 15-19 y 20-24 años
El acceso al mundo del trabajo por parte de los jóvenes, particularmente las mujeres, sigue siendo deficiente, y la brecha con los demás grupos de edad se ensanchó con la pandemia. La tasa de desempleo para las personas entre los 15 y 24 años se ubicó por encima del 30% para el tercer trimestre del 2022, 25,2% para los hombres y 39,6% para las mujeres. Entre el tercer trimestre del 2010 y el tercer trimestre del 2022, la tasa de desempleo de estos jóvenes fue 20,7 pp mayor que la de los mayores de 35 años, llegando hasta 27,4 pp desde el inicio de la pandemia. Las personas entre los 25 y 34 años presentan una tasa más cercana a la de los demás grupos de edad, aunque persiste una brecha promedio de 4,8 pp para el periodo completo y 6,4 pp desde el 2020. En este último grupo, la tasa de desempleo para los hombres es de 9,4% y para las mujeres de 15,7% para el tercer trimestre del 2022.
Gráfico 3
Costa Rica. Tasa de desempleo abierto por trimestre según grupo de edad, 2010-2022
En el ámbito internacional, la tasa de desempleo de las personas jóvenes de 15 a 24 años en Costa Rica es mucho mayor que el promedio de la OCDE para hombres y mujeres (gráfico 4). La OCDE presenta un promedio de desempleo de 10,9% para ambos sexos y en Costa Rica son 25,9% para los hombres y 39,6% para las mujeres. Además, la brecha del desempleo por sexo es la más amplia después de Letonia, aunque en esta última ambos niveles son más bajos que en Costa Rica y la brecha es en favor de las mujeres.
Gráfico 4
Costa Rica. Comparación internacional de la tasa de desempleo abierto de jóvenes entre los 15 y 24 años
En muchos casos, los jóvenes que sí logran insertarse en el mercado laboral lo hacen en condiciones precarias. Para el período de análisis, más del 35% de los jóvenes ocupados con edades entre 15-24 años carecían de seguro en el empleo, solo superados por los adultos mayores de 60 años. De igual manera, un mayor porcentaje de los asalariados en este grupo de edad trabajan con contratos temporales, especialmente durante el primer trimestre del año. En términos de la informalidad, los jóvenes tienen una tasa similar a la de los adultos de 35-59 años, las cuales, son significativamente altas al compararse con la OCDE. Por último, en relación con los ingresos del empleo principal para el tercer trimestre del 2022, los jóvenes de 15 a 24 años ganan 26% menos que los demás grupos de edad, alrededor de 350.000 colones al mes, mientras que los ingresos del grupo de 25-34 años no distan mucho de los mayores de 35 con un ingreso de 450.000 colones mensuales.
Gráfico 5
Costa Rica. Porcentaje de ocupados sin seguro en el empleo por grupo de edad (2010-2022)
Implicaciones ante la falta de oportunidades para la juventud
La condición de las personas jóvenes en el sistema educativo y mercado laboral acarrea consecuencias en la calidad de vida de la juventud y sus familias. Una primera consecuencia es la pérdida de poder adquisitivo, que limita las posibilidades de las personas jóvenes para incrementar su capital humano y físico.
Respecto al capital humano, una de las realidades que se ha venido discutiendo en el país es la existencia de una “trampa de la educación secundaria”. Tenemos muy altos niveles de deserción de secundaria y el incremento en la pobreza incrementa aún más el riesgo de la deserción, lo cual, a su vez, incrementa las posibilidades de que más hogares caigan en condición de pobreza. Es un círculo vicioso.
En relación con el capital físico, otra situación que afronta la juventud es la dificultad para adquirir una vivienda propia o al menos una vivienda digna. Como muestran los datos de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), en la última década, ha disminuido la tenencia de viviendas en las personas jóvenes que ejercen la jefatura de su hogar. También, destaca que el porcentaje de personas con edades entre 15 y 24 años que residen en precarios se ha incrementado, pasando de 0,72% en 2010 a 3,4% en 2022 (gráfico 6).
Gráfico 6
Costa Rica. Porcentaje de hogares en precario según grupo de edad del jefe de hogar (2012-2022)
El gráfico 7 muestra los altos niveles de pobreza en las personas jóvenes, los cuales son resultado de las escasas oportunidades de inclusión económica. En la última década las personas con edades entre los 15 y 24 años han enfrentado un nivel de pobreza promedio de 24,5%, mayor al 23,6% del resto de la población. La incidencia de la pobreza ha sido aún mayor en las mujeres jóvenes (25,8%) en comparación con los hombres (23,1%). Los niveles de pobreza de la juventud son aún más preocupantes después de la pandemia. En el año 2020, las personas con edades entre los 15-24 años alcanzaron un nivel máximo de pobreza de 33,1% y al 2022 este valor se sitúa en 26,8% (3 pp más que el resto de la población).
Gráfico 7
Costa Rica. Porcentaje de personas en condición pobreza para el grupo de edad entre 15 y 24 años y el resto de la población (2010-2022)
Una consecuencia más de las dificultades que afrontan las personas jóvenes son sus altos niveles de criminalidad en comparación con otros grupos de población. El gráfico 8 muestra que la juventud concentra una parte muy significativa de las víctimas por homicidios reportados (en promedio, 63%).
Gráfico 8
Costa Rica. Víctimas por homicidio según grupos de edad (2012-2021)
La población joven también cuenta con un mayor número de infracciones por consumo, posesión y tráfico de psicotrópicos, en promedio 81,3% de los casos reportados. Adicionalmente, como muestra el gráfico 9, preocupa que estas infracciones han ido en aumento en personas con edades entre 25 y 34 años, pasando de 12.272 en el 2012 a 27.212 en el 2021 (2,26 veces superior).
Gráfico 9
Costa Rica. Infracciones por consumo, posesión y tráfico de psicotrópicos según grupos de edad (2011-2021)
La falta de oportunidades para las personas jóvenes tiene consecuencias sobre el bienestar más allá del corto y mediano plazo. Entre estas, destaca la disminución en el nivel de ahorro e inversión y las menores tasas de cotización a las pensiones. Sin lugar a duda, esta realidad compromete no solo el futuro de la juventud y sus familias, sino también la sostenibilidad de los sistemas de pensiones, donde los recursos cotizados por las personas jóvenes son los que posibilitan el pago de las pensiones de las personas jubiladas.
Recomendaciones de política
El presente estudio evidencia que la juventud costarricense afronta problemas estructurales en su acceso y permanencia en el sistema educativo y el mercado laboral. Con la aspiración de contar con una Costa Rica con mayores niveles de bienestar para todos sus habitantes, es imperativo un cambio en la generación de oportunidades para la juventud. A continuación, las recomendaciones de política que, aunque algunas de ellas se han venido discutiendo hace varios años, no se vislumbran acciones concretan para su implementación en las dimensiones requeridas.
- Estrategia de inclusión económica para la juventud. Como sociedad costarricense no podemos seguir pasando por alto que las oportunidades de inclusión económica para las personas jóvenes son cada vez mas limitadas. Es imperativo que, sin distracciones, en una mesa de trabajo intersectorial e interinstitucional, se diseñe una estrategia de inclusión económica. Esta estrategia debe contar con acciones concretas, plazos para su ejecución, metas e identificación de fuentes de financiamiento. También, es clave evaluar la efectividad de las acciones, de manera que, de ser necesario, se tomen medidas de ajuste.
- La juventud debe participar en el diseño de política pública. Relacionado con el punto anterior, las personas jóvenes deben tener un rol central en el diseño de las políticas públicas. Reconocidos foros a nivel internacional y nacional han resaltado cómo la juventud, con su conocimiento, creatividad y proactividad, deben estar en el centro de las discusiones y decisiones de la sociedad. Un paso en esta dirección es el fortalecimiento del rol del Consejo de la Persona Joven y otras instancias conformadas por este grupo de población. Entre otros espacios de decisión, deberían liderar una eventual mesa de trabajo que defina la estrategia de inclusión económica para la juventud.
- Apuesta por el Programa Avancemos. Evaluaciones de este programa de transferencias monetarias no condicionadas han demostrado que es efectivo para asegurar la permanencia de las personas jóvenes en el sistema educativo. No obstante, preocupa que la cobertura y el monto en términos reales ha disminuido con el paso del tiempo. Es necesario definir un monto de la transferencia que incentive a la juventud a no abandonar sus estudios ante la necesidad de insertarse al mercado laboral y así superar la “trampa de la educación secundaria”. La evidencia demuestra que las personas que tienen secundaria completa o más tienen mayor probabilidad de emplearse y con mayores ingresos. Ante las dificultades fiscales que afronta el país, se debe recurrir a la cooperación internacional de bancos multilaterales para, sin demora, refinanciar y potenciar Avancemos para ampliar su cobertura y actualizar los montos de las transferencias. De esta manera, además, se podrían cubrir estudiantes que, aunque no son sujetos del programa, están en condición de vulnerabilidad.
- Reforzar el papel del INA. A pesar de que hay una alta demanda por puestos técnicos en el país, no se ha logrado generar la oferta correspondiente. El INA debe jugar un rol trascendental en la formación de personal técnico, poniendo énfasis en puestos de alta demanda en sectores con potencial de crecimiento y aprovechando las ventajas competitivas de los territorios. Al igual que se hace en países del norte de Europa, la educación técnica debe ser una parte esencial del sistema educativo, de manera que el país pueda en forma paralela pueda formar el recurso humano con alta demanda en empresas transnacionales.
- Aprovechar nuevas tecnologías. La pandemia reflejó que las TIC tienen el potencial para, de una forma costo-efectiva, ampliar la oferta educativa en todo el país. No obstante, no se puede perder de vista que para una adecuada enseñanza mediada por computadora se debe realizar un diseño curricular acorde a esta modalidad de enseñanza. Las TIC no reemplazan la presencialidad, pero sí son un recurso idóneo para complementar y ampliar la oferta educativa existente. También, se deben aprovechar aplicaciones TIC cuya efectividad ha sido demostrada en otros países (v.g. GeoGebra para la enseñanza de las matemáticas). Para ello, el despliegue de Internet de banda ancha en todo el territorio nacional es un requisito.
- Más y mejor enseñanza del inglés. Hay evidencia del potencial que tiene el dominio del inglés en materia de empleabilidad. Costa Rica es altamente competitivo en sectores como turismo, servicios empresariales e industrias de alta de especialización que han llegado al país por medio de transnacionales. Un requisito fundamental para trabajar en estos sectores es el dominio del inglés, que permite no solo aprovechar la oferta existente sino también la potencial. El país está siendo uno de los ganadores con el Nearshoring y Friendshoring, los cuales traen consigo más empresas interesadas en instalarse en Costa Rica. En el corto plazo, el INA y convenios con centros de formación pueden cubrir esta necesidad de formación. También, el facilitar el acceso y aprovechamiento a aplicaciones TIC para aprender inglés es una alternativa viable. En el largo plazo, el inglés se debe insertar en forma efectiva en los planes de estudio de los ciclos básicos de formación, de manera que las personas estudiantes dominen el idioma al culminar estos ciclos.
- Consolidar modelo de educación dual. Varios países alrededor del mundo han demostrado las bondades de la educación dual. En particular, en un país en desarrollo como Costa Rica, este modelo es una alternativa viable para una mayor empleabilidad. Las personas jóvenes podrán, a su vez, estudiar y contar con ingresos que mitiguen la probabilidad de que abandonen sus estudios. Otro aspecto a favor de este modelo es la posibilidad de mejorar la calidad de los empleos, ya que las personas jovenes podrían insertarse de manera más directa en empleos formales y permanentes.
- Reforma estructural del sistema educativo. Hace varias décadas se ha venido discutiendo la necesidad de una reforma estructural en el sistema educativo. El país debe aspirar a planes de estudio acorde a las demandas del siglo XXI. Esta reforma debe cubrir los distintos ciclos educativos, entendiendo que la formación del capital humano es un proceso acumulativo. Tenemos un desafío de calidad y pertinencia de la educación. El capital humano de Costa Rica ha demostrado ser uno de sus principales factores de atracción de inversión, no obstante, las estadísticas demuestran la pérdida de calidad en la educación al compararse internacionalmente, condición que se agravó con la Covid-19. Una medida clave en esta dirección es trabajo intersectorial e interinstitucional con una agenda concreta para, en el menor plazo posible (pre-fijado), impulsar una reforma educativa.
- Cambio cultural: importancia de la educación. Como estrategia a largo plazo, el país debe propiciar que las personas costarricenses comprendan la importancia de invertir en educación. Al igual que se realiza con campañas de información sobre salud, es prioritario hacer campañas informativas sobre los beneficios de la educación, entre otras cosas en la generación de ingresos, reducción de la pobreza y movilidad social. Hay evidencia en otros países en desarrollo, destacan casos en Asia y Latinoamérica, que han demostrado los efectos positivos de brindar información sobre la importancia de la educación a personas responsables de la educación de las personas menores.