Miguel Ángel Rodríguez Echeverría, Economista (Ph.D.) Abogado.
El 25 de octubre desde Miami Dade College, Expresidentes de IDEA, la Iniciativa Democrática de España y las Américas, presentamos la declaración con ese título.
Es una declaración que surge de la América mestiza que produce el Encuentro de las Culturas del siglo XVI.
Ese encuentro con pasajes cruentos y dolorosos causados por hombres y microbios contribuyó al cambio de época que originó la Edad Moderna.
Las luchas de Fray Bartolomé de las Casas en favor de reconocer a los habitantes de nuestro continente la plena dignidad de la persona humana y las Nueva Leyes de Indias, fueron una importante contribución para la universalización de los derechos humanos, lucha siempre inacabada, que es en mucho mérito de la cultura greco-romana y judea-cristiana que nos aportaron los españoles. El Debate de Valladolid en 1549 convocado por el Emperador Carlos I entre de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda es un parteaguas para llegar al convencimiento de que “Todas las gentes del mundo son hombres”.
Esas ideas se fortalecieron con las construcciones filosóficas, teológicas, jurídicas y económicas de la Escuela Iusnaturalista de Salamanca con su líder el dominico Francisco de Vitoria y sus aportes al surgimiento del derecho internacional, a la economía moral y las bondades del intercambio, y al derecho de gentes.
Esa visión universalista de la dignidad humana tuvo importantes aportes jurídicos, filosóficos, políticos con los procesos democratizadores del Reino Unido, de EEUU, de Holanda, Francia y muchos otros centros del pensamiento europeo, y en las luchas por la independencia de las naciones de América Latina.
Una lucha lenta, difícil que debió convencer de la injusticia brutal de la encomienda y de la esclavitud, y rescatar el mandato cristiano del amor. Una lucha que siguió con la equiparación de derechos de la mujer y del respeto a las minorías, y que es por supuesto una lucha siempre inconclusa por la capacidad destructiva del odio, del temor, del mal y del error de que somos capaces nosotros los humanos.
Con la caída del Muro de Berlín nos ilusionamos muchos de que se extendería por todo nuestro planeta el aprecio por la dignidad, la libertad, la democracia liberal con su estado de derecho, la eficiencia de los mercados, los derechos humanos, el comercio internacional reglado, la globalización y la institucionalidad internacional.
Bien sabemos que no ocurrió, y que desde inicio de este siglo XXI en la Comunidad Atlántica vivimos retrocesos en muchas de esas áreas.
Al mundo unipolar de finales del siglo XX lo siguió la confrontación entre EEUU y China por el predominio en nuestro planeta. Y a la relativa paz entre potencias la sepultó la invasión de Putin a Ucrania.
Sufrimos una nueva confrontación entre las democracias liberales con su fe en derechos humanos universales y el estado de derecho acompañadas por los países que aún aspiran a ese estado, y los gobiernos autocráticos liderados por Rusia y China, Irán, en nuestros lares Cuba, Venezuela, y Nicaragua, y en otras latitudes sus simpatizantes.
Poco antes de la cruel invasión a Ucrania, en Beijing los Presidentes Vladimir Putin y Xi Jinping emiten una declaración que rompe con la universalidad de los derechos humanos establecida por las NNUU desde su carta fundacional. Ese documento originador de las NNUU estableció la regla de la inviolabilidad de la dignidad humana que fue desarrollada con posteriores declaraciones de derechos civiles y políticos.
En nuestro propio continente se ha venido debilitando la protección jurídica de la democracia liberal, y a menudo se prefiere el solo establecimiento de derechos sectoriales, sin valorar la prioridad de los derechos fundamentales que a todos nos deben por igual cobijar.
En la Cumbre de América en Los Angeles más importante que la defensa de la libertad y la democracia liberal fue el ataque injustificado a la correcta aplicación por parte de EEUU de la Cláusula Democrática -aprobada por iniciativa de Costa Rica en 2001 en la Cumbre de Ciudad Quebec- para excluir la participación de las crueles dictaduras del hemisferio Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Por eso los Expresidentes de IDEA declaramos en este manifiesto nuestro compromiso con los valores fundamentales y universales que las personas hemos ido descubriendo para hacer posible la vida civilizada y armoniosa, a pesar de las diferencias que nos dividen.
Frente a los intentos de dividirnos en pueblos y grupos sociales enfrentados e irreconciliables, nuestro encuentro de culturas nos ha permitido forjar un nuevo grupo de naciones que se integra a la evolución de los pueblos atlánticos. En un camino por el que nos falta mucho recorrido.
El variado mestizaje de nuestros pueblos comparte una identidad que se identifica en rasgos comunes en nuestras manifestaciones religiosas, sociales, artísticas, políticas, y armonizan nuestras diferencias.
Nos ven como latinoamericanos, nos sentimos latinoamericanos, somos latinoamericanos, y como parte de la cultura atlántica estamos comprometidos con la dignidad de todas y de cada persona. Esa dignidad demanda vivir fraternalmente construyendo progreso con nuestra libertad y con la generación de oportunidades que permitan éxito a los esfuerzos personales y grupales.
Ante el desarraigo que sufren nuestros pueblos por el acelerado cambio de nuestras instituciones, encontramos refugio en nuestra identidad latinoamericana.
Nuestra región del mundo ha sufrido repetidas olas de empobrecimiento que se han producido por el ataque populista a los valores que han iluminado nuestro destino -aunque hayan estado muchas veces ausentes en la práctica histórica-, por el debilitamiento de la democracia liberal, por la pandemia y sus consecuencias, por la interrupción de las cadenas de valor y el encarecimiento de los fletes, por la cruel invasión del Presidente Putin a Ucrania y el aumento de costos que afecta en especial a las familias más pobres, y ahora por la inflación y el necesario incremento de las tasas de interés.
Esta es pues hora que como pocas veces en nuestra historia demanda capacidad de retomar el rumbo signado por los valores fundamentales y las convicciones éticas que han inspirado a los patriotas latinoamericanos.
Esta es la propuesta que los Expresidentes unidos en IDEA, planteamos como fruto de este encuentro, tal como se recoge en mi página en Internet: https://rodriguez.cr/mar/index.php