UNA.
El Centro para la valorización de productos agroalimentarios y artesanales diferenciados por sus cualidades bioculturales y de origen geográfico (CadenAgro) de la Escuela de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional (ECA-UNA), en conjunto con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), organizaron en octubre, el IV Seminario Internacional ¿Son exitosas las denominaciones de origen en América Latina?, mediante la modalidad virtual, un evento que convocó a más de 80 participantes de Costa Rica, Colombia, Argentina, Ecuador, México, Perú, Honduras, Nicaragua, Brasil, Panamá, Chile, Bolivia, entre otros.
“CadenAgro tiene 12 años de experiencia, y desarrolló hasta su inscripción en el Registro de la Propiedad intelectual figuras de origen nacionales tales como: Denominación de Origen (DO) del Queso Turrialba, de la Cerámica Chorotega y del Café de Tarrazú, y tuvo un papel central en el desarrollo de la Marca Colectiva Mora del Cerro. Actualmente trabaja en el desarrollo de la Indicación Geográfica Chayote de Ujarrás, la DO de la Máscara de la Comunidad Indígena Boruca e indicaciones geográficas para el cacao para diferentes regiones de Mesoamérica”, detalló Andrés Alpízar, director de la ECA-UNA.
En América Latina, la diferenciación de productos agroalimentarios y artesanales, basada en las cualidades distintivas derivadas de las características propias de su lugar geográfico de origen, ha tenido un importante crecimiento en las últimas décadas, sin embargo, de acuerdo con Leonardo Granados, coordinador de CadenAgro, el beneficio aún no es muy claro. “En Europa, la normativa sobre denominaciones de origen para por una economía competitiva, una mejor comercialización del producto, la conservación del patrimonio cultural y métodos productivos tradicionales, el aumento de precio por el valor añadido y otros”.
De igual manera, los nuevos contextos comerciales y las más recientes tendencias de consumo en ciertos segmentos poblacionales muestran, cada vez más claramente, las ventajas de estos productos en los mercados de especialidad, en los que se valoran atributos asociados al patrimonio gastronómico, la procedencia rural, la fabricación artesanal, la calidad, la condición nutricional y la reputación presente en muchos de estos productos.
Sistemas solidarios
“Debemos de fomentar un crecimiento económico inclusivo, y esto pasa por fomentar sistemas solidarios, donde se debe cambiar la forma en que se producen, distribuyen y consumen los alimentos”, dijo Andrea Padilla representante de la FAO.
“Nos enfrentamos a una crisis de carácter sistémico, donde debemos garantizar el acceso a la alimentación para todas las personas. Establecer transferencias de conocimientos, y que la investigación y extensión tenga incidencia en las políticas públicas del os países aquí representados. Fortalecer la discusión, científica, social y cultural nos lleva a sociedades más justas, donde nos dejemos a nadie atrás”, detalló Francisco González, rector de la UNA.
Fotografías: Andrey Quirós.