Coventry Patmore fue un poeta y crítico literario que en el corazón de la Inglaterra victoriana compuso un poema titulado The Angel in the House.
En su época se recibió como un poema de amor, pero un análisis basado en la crítica literaria feminista muestra claramente que el texto está realmente dedicado a explicar cómo las mujeres podían satisfacer y agradar a los hombres.
Un texto literario no deja de reflejar de forma más o menos explícita el pensamiento y la idiosincrasia del contexto de producción de una obra literaria.
Partiendo de esta línea de análisis, el poema The Angel in the House (1864) de Patmore describe con gran exactitud el matrimonio.
He aquí unos versos tomados del Canto IX del poema:
Man must be pleased; but him to please
is woman’s pleasure; down the gulf
Of his condoled necessities
She casts her best, she flings herself.
El hombre debe ser complacido; pero el complacerlo a él
es el placer de la mujer; por el abismo
De sus necesidades condolidas
Ella arroja lo mejor de sí misma, se lanza.
Mujeres confinadas en el hogar
Los versos anteriores son solo una muestra de la forma en la que Patmore concibe la feminidad, una concepción extendida en la sociedad de entonces, en la que lo que se esperaba de las mujeres era que vivieran confinadas en el hogar, dedicada en exclusividad al marido y a las labores domésticas.
Se esperaba de ellas inocencia e ingenuidad. También se esperaba una sumisión completa para satisfacer los deseos del marido. Es decir, la concepción patriarcal de la feminidad, tal y como refleja el poema, es una justificación para ejercer violencias basadas en la desigualdad social.
Este texto ejemplifica la raíz de un conflicto social aún no resuelto, la desigualdad y la violencia contra las mujeres. Vàlles y Marí i Puig, en su obra Ciencia política, un manual, describen las etapas de politización de un conflicto social que consiste en la identificación del mismo, en la toma de conciencia por parte de los colectivos implicados, en la movilización social y en el traslado del conflicto a la escena pública para solucionar el desequilibrio desde las instituciones.
En este sentido, mujeres de diferentes partes del mundo combatieron este ideal con sus voces y con sus plumas a pesar de todas las resistencias que ofrece una sociedad dominada por hombres.
En España, María del Pilar Sinués de Marco fue una autora que rebatió ampliamente este concepto con una enérgica y vindicativa escritura. La autora dirigió una revista que llevaba por título El ángel del hogar que se publicaba con carácter periódico en Madrid desde 1864 hasta 1869. Se trataba de una publicación dirigida a mujeres burguesas y liberales cuyas informaciones tenían un fuerte tono moralizante.
La ironía como artefacto retórico vindicativo impregna esta revista, que se define como una “revista semanal de literatura, educación, modas, teatros, salones y toda clase de labores de inmediata y reconocida utilidad” que contiene “ejemplos morales, instrucción y agradable recreo para las señoritas”.
Casarse sería morir
En el número 20, publicado el 20 de mayo de 1865 en Madrid, se podía leer la continuación de Hija, esposa y madre, una colección de cartas dedicadas a las mujeres que versaban sobre los deberes para con la familia y la sociedad. Sirvan las siguientes líneas como ejemplo del contenido de dichas cartas:
Habrás visto, puesto que te hablo de tu marido, que sé que te has casado: ¡ah, mi pobre hermana! ¡Esa vida, sería morir para mí! Dios mío, acabar ahí la vida, sin ver el mundo, ¡sin conocer las bellezas que encierra! ¡Si supieras cuántas tiene! ¡Y tú que eres bonita y cuentas tan pocos años! ¡Qué horror!
En Inglaterra, Virginia Woolf procedió con maestría para combatir el concepto del “ángel del hogar” afirmando que matarle era una parte esencial del trabajo de cualquier escritora. Esta autora dedicó gran parte de su obra a desmitificar el ideal femenino imperante en la sociedad en obras como Una habitación propia o Mrs Dalloway.
Libres e iguales en dignidad y derechos
Cabe aquí reflexionar sobre el papel de la política en la resolución de conflictos. El primer artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos asevera que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. Pero ¿realmente se están poniendo los medios para garantizar este derecho? Basta revisar los informes de Naciones Unidas para conocer el elevado índice de desigualdad de género en el mundo.
A modo de conclusión, las instituciones han de adquirir el compromiso para resolver un problema social que acecha durante siglos. No obstante, de forma lenta y progresiva han tenido lugar avances legislativos discretos que han caminado hacia la igualdad. Aunque son aún insuficientes, es la política el único modo de hacer avances en materia de igualdad hasta deconstruir al “ángel del hogar”.
Antonio Jesús Tinedo Rodríguez does not work for, consult, own shares in or receive funding from any company or organisation that would benefit from this article, and has disclosed no relevant affiliations beyond their academic appointment.