Débora Portilla Gómez, esposa de Munguía, rememoró el origen e identificación del artista con los barrios del sur de San José y que utilizó la caricatura como una herramienta de protesta y de denuncia para hacer un cambio social. También remarcó la enorme colección de chistes sobre el estilo de pensar y de hablar de la población.
“Fran donó un porcentaje gigantesco de su trabajo. Él entendía que era una necesidad y que hacía una diferencia. Por eso nosotros promocionamos el voluntariado para decirle a la gente que es una manera de sanar, hacer algo por los demás nos cura, nos evita depresiones. […] Uno de los grandes dones de Fran fue poder entender qué quería la gente y traducir eso en sus obras. El amor, el cariño y la dedicación se nota en cada uno de sus trabajos”, señaló.

Fausto y Fidel, hijos de Francisco y Débora, heredaron el talento del papá y están desarrollando su propio arte. El primero de ellos, con 13 años, ya tiene a su haber 13 exposiciones, entre las que resalta una donación a la Municipalidad de San José que combina el reciclaje, el arte, el bienestar animal y la siembra de árboles.
“La genética no nos falla. Fausto y Fidel nacieron con esa facilidad. Para mi esposo fue muy importante entender que su legado quedaba, su dinastía, su sangre y su meta, porque mis dos hijos están siendo criados como activistas, que eso era lo que hacía Fran. Fran no era arte por arte, sino que utilizaba su gran don para hacer un cambio y dejar una huella. Mis dos hijos van por lo mismo. Se les facilita y ya tienen la formación del fuerte protege al débil, esa formación social tan necesaria en estos tiempos de cambio”, manifestó Portilla.
La exhibición consta de varias caricaturas y videos, y puede visitarse de lunes a viernes, de 8:00 a.m. a 6:00 p.m., hasta el 30 de setiembre.
«Fran y yo hemos creído siempre que el arte sana, es medicina y debe llegar a todos los rincones del mundo y ser absolutamente accesible e inclusivo.»Débora Portilla Gómez