La Universidad de Costa Rica (UCR) por medio del Trabajo Comunal Universitario (TCU) “La Capri: organización comunitaria, equidad e inclusión como forma de promoción de una cultura de paz (TCU-732)” promueve una cultura de paz dentro de la comunidad de La Capri de San Miguel de Desamparados.
Desde el 2019, este proyecto de Acción Social inició con actividades que se vincularon con dos instituciones de la comunidad: El Centro Cívico por la Paz (CCP) y la Escuela Finca La Capri; con el objetivo de “contribuir al desarrollo de procesos organizativos y educativos con la participación de diversos actores comunitarios”.
Según la UNESCO, una cultura de paz consiste en promover “el derecho a la educación de calidad y los avances científicos aplicados al desarrollo de los conocimientos y capacidades requeridos, para lograr el progreso económico y social y alcanzar la paz y el desarrollo sostenible”
“Los resultados que se pueden ver en la comunidad son a largo plazo (…) prácticamente se ha trabajado de forma virtual. [Por la pandemia] hemos estado muy atrasados. Pero queremos establecer la estructura [del TCU] con la realidad, en primer lugar por la pandemia y la realidad de la comunidad” explicó Josué Arévalo Villalobos, coordinador del TCU.
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Las autoridades destacaron la necesidad de estrechar la coordinación interinstitucional para luchar contra la corrupción y de medir los resultados de las políticas de transparencia.
Antes de iniciar con las actividades programadas con instituciones; en primera instancia, el proyecto empezó a recopilar datos exclusivos de la comunidad de La Capri, ya que los que se tienen disponibles en entidades estatales, pertenecen a la totalidad del distrito de San Miguel.
Para lograr este objetivo, se realizó una encuesta el 5 de octubre del 2019, con el apoyo de la población estudiantil del curso del Seminario de Realidad Nacional y con la participación de una docente de la Escuela de Salud Pública e investigadora del Instituto de Investigaciones en Salud (INISA).
“Mi trabajo en el TCU ha sido variado. Entré al TCU con una tarea muy clara que consistía en mapear la comunidad, pero fue difícil con la virtualidad. Cuando se dio el permiso de realizar trabajo presencial fue cuando realmente logramos hacer algo. Hicimos un mapeo físico inicial, junto a compañeros y compañeras de otras disciplinas, en él identificamos varios puntos importantes dentro de la comunidad que van a servir para proyectar un taller de mapeo comunal que se planea realizar en conjunto con habitantes de La Capri,” enfatizó Samanta Cordero Chavez, estudiante de Arquitectura y participante de este TCU.
Los resultados mostraron varias problemáticas: la negativa percepción de la juventud, una tendencia a normalizar la violencia, una baja escolaridad, un alto nivel de desempleo, no hay un reconocimiento de quiénes son las personas líderes de la comunidad y el Centro Cívico por la Paz no está tan posicionado en La Capri.
“A diario vemos que en nuestra comunidad la violencia aflora en cualquier momento. Es frecuente ver a padres de familia discutiendo frente a la escuela por cualquier cosa insignificante, y se escudan en el lema ignorante del ‘yo no aguanto nada’. Cuanto mejor educada esté nuestra sociedad, más tolerantes seremos todos con los demás; aprenderemos a tratarnos mejor, a aplicar las normas sociales de trato, a saludar, a tener normas de cortesía, etc. Para ello, se requiere un gran compromiso por parte de todos los actores de la comunidad,” afirmó Sergio Beita, director Escuela Finca La Capri.
Construyendo tejido social
Durante este año 2022, la UCR retornó a la presencialidad y este TCU de la Escuela de Psicología ha organizado diferentes actividades, tales como: el acompañamiento a la población docente, talleres, promoción de la lectura, embellecimiento de áreas comunitarias, fomentar espacios de escucha especialmente en la niñez y juventud, entre otras.
“La hipótesis de este TCU es fundamental y muy básica porque es muy certera: una comunidad que esté mejor organizada y mejor articulada tiene más y mejores posibilidades de hacerse cargo de sus problemas y de interpelar a organizaciones públicas para que se hagan cumplir y valer sus derechos. Entonces tratamos de hacer algunas herramientas metodológicas y analíticas para que esto sea posible“, explicó Arévalo.
Esta articulación es gracias a la labor de varios TCU, instituciones públicas y los saberes de una población estudiantil universitaria interdisciplinaria: Comunicación Colectiva, Economía, Derecho, Filosofía, Geografía, Historia, Nutrición, Promoción de la Salud, Psicología, Salud Ambiental, Trabajo Social y Arquitectura.
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“El TCU trata de realizar trabajo interdisciplinario en el que cada persona aporte desde su conocimiento para generar una reacción positiva en la comunidad. Desde la perspectiva de mi carrera, soy consciente de que los espacios pueden configurar el comportamiento de las personas. Entonces, realizar esas pequeñas remodelaciones en la escuela (con todo el trabajo y la investigación que hay detrás) van a significar un cambio positivo en la rutina de la niñez”, puntualizó la estudiante Samantha Cordero.
Los distintos actores reconocen que todavía falta mucho por hacer, sin embargo, a pesar del poco tiempo que tiene este TCU y el atraso por la pandemia, se ha logrado avanzar en los objetivos establecidos. El director de la Escuela Finca La Capri ve con mucho optimismo los frutos que se cosecharán producto del trabajo entre la UCR y esta comunidad desamparadeña.
“Próximamente estaremos llevando a cabo ‘el Mundialito’, donde los niños y niñas pueden hacer su equipo e inscribirse, para dicha actividad. Se capacitará previamente a los alumnos en el tema Resolución Alterna de Conflictos para que actúen de manera pacífica y cordial, sin dejar de lado la competitividad; con lo cual se busca generar una cultura de paz. Esta es parte de los aportes y el resultado de la alianza estratégica que hemos logrado entablar con la UCR y el TCU-732” externó Beita.
La educación y la organización comunitaria son vitales para construir el tejido social adecuado para establecer una cultura de paz.
“Mi meta es que el TCU sea innecesario en la comunidad. Si un TCU se queda por 20 o 30 años en una comunidad, nos deberíamos preguntar si algo estamos haciendo mal. Todo TCU debería aspirar a aportar algo a la comunidad de tal forma, que ya no nos necesiten. Haber generado capacidades y que en la comunidad nos digan: ¡Muchas gracias muchachos por todo lo que nos enseñaron, ciao!”, finalizó Arévalo.
La Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el 21 de septiembre de cada año como el Día Internacional de la Paz con el objetivo no solo de lograr un cese de armas; sino de un desarrollo integral para que cada ser humano mejore su calidad de vida y un estado ideal de paz.
Periodista de la Vicerrectoría de Acción Social