Cuando era niña tuve, durante años, un sueño que se repetía con frecuencia. No era agradable, la verdad, y todavía recuerdo la sensación de intentar controlar cómo acababa. Nunca pasaba aquello que temía, pero parecía olvidarlo cada vez que el sueño volvía.
Probablemente muchos lectores se sientan identificados con esta experiencia.
Pasamos aproximadamente un tercio de nuestras vidas durmiendo y los sueños que experimentamos en ese estado suscitan un gran interés. Implican experiencias a nivel sensorial, emocional y mental. Aunque pueden producirse en cualquier fase, son más frecuentes durante el sueño REM.
Pese a que no todas las personas recuerdan las historias vividas durante el descanso nocturno, algunas tienen sueños recurrentes, aquellos que se repiten con el mismo contenido. De hecho, aproximadamente el 75 % de las personas adultas refieren haberlos experimentado en algún momento de su vida.
Algunos de los más típicos consisten en sentir que nos persiguen, que se nos caen los dientes, que nos desplomamos al vacío o que aparecemos en público sin ropa o con una vestimenta extraña. Por lo tanto, la mayor parte presentan un cariz negativo, y es frecuente que aparezcan durante períodos de estrés y malestar psicológico.
¿Por qué se producen? ¿Podemos hacer algo para eliminarlos? Para contestar a estas preguntas, antes que nada habría que averiguar por qué soñamos, en general.
Consolidación de recuerdos y entrenamiento
Si bien no existe consenso científico sobre su origen y utilidad, sabemos que, en general, los sueños se vinculan a las vivencias archivadas en la memoria. Es probable que estén implicados en la integración de nuestras experiencias.
Según algunos modelos, podrían ser resultado de un proceso de consolidación de recuerdos que se produciría por la reactivación de áreas cerebrales relacionadas con la memoria. Así, existiría una especie de guion almacenado en nuestra mente, y su activación produciría la aparición del sueño.
Por otra parte, se ha conjeturado que soñar juega un papel relevante desde el punto de vista evolutivo: serviría para entrenar conductas de huida o evitación de situaciones amenazantes.
Tipos de sueños recurrentes
En primer lugar, es importante diferenciar entre los sueños recurrentes que forman parte de una patología y aquellos cuya causa es desconocida y no se asocian a un problema de salud.
Así, la última edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) recoge dos trastornos que tienen como uno de sus síntomas principales este tipo de vivencias oníricas repetidas: el trastorno por pesadillas y el trastorno de estrés postraumático. Ambos constituyen psicopatologías, es decir, provocan un deterioro clínico e interfieren claramente con la vida de la persona afectada.
En el caso del trastorno de estrés postraumático, es muy frecuente que las personas experimenten la repetición exacta del evento traumático vivido. En cambio, los sueños recurrentes idiopáticos (sin causa conocida) están relacionados con temas más generales, como la pérdida de un ser querido o la ruptura de una relación.
Universales y, a la vez, muy personales
A la hora de entender estos sueños, se deben tener en cuenta varios factores.
Por una parte, existen sueños comunes en diferentes épocas o culturas. Algunos de los más habituales, como ya hemos apuntado, son caerse, sufrir un ataque o una persecución, intentar hacer algo una y otra vez o sentir que se nos caen los dientes. Este último se ha llegado a asociar a algún proceso de irritación dental, lo que apuntaría a la posibilidad de que ciertos estímulos sensoriales se incorporen en los sueños.
Otros sueños, como el de caerse, van a menudo acompañados de una sacudida muscular, y se producen a veces en el momento en que nos estamos quedando dormidos. Esta experiencia, que recibe el nombre de sacudida hipnagógica o espasmo mioclónico, podría responder a un intento del cerebro por seguir controlando el cuerpo en esa transición entre la vigilia y el sueño.
Por otra parte, a pesar de la existencia de asuntos comunes, el hecho de que un sueño se repita con frecuencia en la misma persona ha relacionado su significado con factores psicológicos. Así, el contenido puede cambiar a lo largo del tiempo, y tiene un sentido diferente para cada individuo.
Los sueños recurrentes se producen con frecuencia durante períodos de estrés, aunque hay personas que los experimentan durante años o incluso durante toda la vida. En algunos casos, desaparecen cuando el estado de ánimo mejora, pero reaparecen si vuelve a empeorar. La falta de sueño, por ejemplo, se ha asociado con pesadillas repetidas.
Por tanto, si bien existe alguna hipótesis sobre los contenidos concretos que se repiten, o sobre la relación de estos con las preocupaciones de la persona, actualmente no estamos en disposición de explicar por qué hay asuntos que se manifiestan reiteradamente más que otros.
Un reflejo de nuestras inquietudes
La hipótesis de la continuidad establece que los sueños reflejan estados y preocupaciones presentes durante la vigilia. Así, existe una mayor probabilidad de que sean negativos si las personas presentan malestar psicológico. Las pesadillas recurrentes son más frecuentes en personas ansiosas o con tendencia a experimentar emociones negativas de gran intensidad.
También hay que señalar que los sueños recurrentes se producen más en personas que sienten que sus necesidades psicológicas están frustradas.
Además, quienes los experimentan y dejan de tenerlos, pasan a soñar cosas más positivas, incluso en comparación con las personas que nunca han tenido ese tipo de experiencias oníricas. Esto apoyaría la teoría de que existe una relación entre los sueños y la adaptación psicológica. Los sueños que se repiten podrían reflejar algún tipo de preocupación o conflicto no resuelto que la persona necesita procesar y afrontar, jugando un papel importante en la regulación emocional. Soñar nos serviría como una especie de entrenamiento.
¿Podemos hacer algo para eliminarlos?
Generalmente, los sueños recurrentes no provocan problemas importantes y, por tanto, no hay necesidad de recurrir a un tratamiento.
Sin embargo, algunas personas optan por intentar reducirlos mediante una intervención a nivel psicológico. Dichas intervenciones han conseguido mejorar incluso los casos de sueños postraumáticos.
Por otra parte, entrenar los llamados sueños lúcidos, cuando somos conscientes de lo que estamos soñando, nos permitiría modificar la vivencia durante el episodio.
En definitiva, si experimentamos sueños recurrentes, en principio no debemos preocuparnos. Solo si sentimos que genera una gran perturbación en nuestras vidas o que puede responder a algún problema subyacente, podemos consultarlo con un especialista.
Laura Río Martínez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.