Lo que empezó en el año 2004 como un taller literario para estudiantes y funcionarios del Tecnológico se transformó rápidamente en un espacio abierto a toda la comunidad nacional, en el que han participado personas de distintas edades, procedencias y niveles académicos. De acuerdo con Adriano Corrales Arias, escritor y fundador de Miércoles de poesía, esa diversidad ha contribuido al enriquecimiento de las obras realizadas por los participantes, quienes someten sus creaciones al criterio grupal, semana tras semana.
Entre los principales logros del taller, Corrales destaca la gran cantidad de personas que han pasado por él y que se han convertido en promotores literarios y gestores de espacios similares en otras regiones del país. Asimismo, resalta una buena cantidad de participantes que han hecho publicaciones formales y ya se han convertido en escritores reconocidos a nivel nacional e internacional. Además de estas evidencias de crecimiento, también señala que se consolidó una metodología de trabajo que pronto sistematizará y compartirá.
Corrales fue el coordinador del espacio desde su fundación y hasta el 31 de diciembre pasado, fecha en la que se acogió a su jubilación. Con él haremos un repaso de los orígenes del taller, así como de su metodología e impacto en diversas comunidades nacionales y fuera del país, e intercalaremos sus respuestas con creaciones literarias que aparecen en la antología de Miércoles de poesía del año 2021 y algunas fotografías.
¿En qué contexto nació Miércoles de poesía?
El año anterior (2003) me habían trasladado de la Sede Regional San Carlos al Centro Académico de San José. Estuve trabajando por allá como 13 años, algo así. Allá tuve la experiencia de impartir este taller en Ciudad Quesada, con la biblioteca pública y con organizaciones juveniles locales. Entonces, fue una muy buena experiencia. Pero, antes ya había tenido la experiencia de impartir el taller en lo que lo fue la biblioteca o centro de documentación de lo que hoy es el Museo de los Niños, que yo creo que ya no existe, pero ahí había una biblioteca y hacían un trabajo de extensión muy bonito y, entre ellos, talleres y cursos. Ellos me habían invitado a dar un taller. De ese taller nació un grupo de jóvenes poetas que se llamó Libertad bajo palabra. De hecho, algunos de ellos quisieron continuar luego.
Entonces, cuando a mí me trasladaron a San José yo venía trabajando con estos chicos que se habían quedado y veníamos trabajando en mi casa. Los sábados ellos venían a reunirse conmigo y trabajábamos y hacíamos taller. Entonces, ya estando en San José y a sabiendas que ya funcionaba la Casa Cultural Amón, un programa de extensión estupendo, le propuse a los compañeros de la Casa Cultural que por qué no impartíamos el taller allí. Y me dijeron “perfecto”. Entonces, el taller se planificó para que fuera un programa de extensión de la Casa Cultural Amón, pero también un programa de vinculación o de promoción con los estudiantes del TEC, para lograr hacer un grupo literario representativo y de hecho se logró rápidamente, porque hubo mucha gente interesada y así fue como nació el taller Miércoles de poesía, que más tarde le pusimos “Miércoles”, porque empezamos los miércoles a las 5:30, ese fue el horario que nos dieron en la Casa Cultural Amón y, como se quedó miércoles y no teníamos nombre, uno de los muchachos le puso Miércoles de poesía y así se quedó.
Quiere seguir siendo río
Desde la loma más alta de la montaña,
precipitándose entre rocas,
el torrentoso río mira al mar, con miedo:
La inmensa nada del océano le espera,
sabe que va a diluirse en un vacío,
y ya no será río.
No podrá tocar las orillas,
ni tendrá cabezas de agua furibundas,
arrastrando piedras, troncos,
vacas desesperadas.
Tampoco será dulce
ni descansará en lagos y pozas
para meditar.
Resucitará en nubes, aguaceros,
nuevos arroyos.
Pero sin consuelo,
quiere seguir siendo río,
viejo, rebelde, soberano,
cayendo eternamente hacia el océano.
Joaquín Bernardo Soto Chamorro
Además de sus objetivos dirigidos a la población estudiantil del TEC, ¿se pretendía hacerlo más amplio como lo es ahora?
Sí, desde el principio tuvimos esa visión, de que no fuera un grupo cerrado solo para estudiantes del TEC o para funcionarios, porque también se planteó la posibilidad de funcionarios, de hecho, participaron funcionarios y siguen participando funcionarios del TEC, eso es muy interesante; sino que se abriera a la comunidad nacional porque sabíamos que había mucha gente interesada en el taller, así vinieron estudiantes también, pero de otras universidades. Hemos tenido estudiantes de la UCR, de la UNA, de algunas universidades privadas, pero incluso de secundaria, de colegios de San José que han participado. Entonces, sí teníamos esa certeza de que había que abrirlo a la comunidad nacional. Esa fue la consideración: que fuera mixto, y así ha venido funcionando.
¿Cuáles han sido las principales transformaciones que ha experimentado el espacio a lo largo de sus 18 años?
La principal transformación tal vez ha sido el desarrollo de la propia metodología de trabajo. Es decir, con la misma experiencia hemos venido desarrollando una metodología de trabajo que yo creo que hoy está mucho más solidificada, preparada y mejorada. Es decir, con el transcurso del mismo desarrollo del taller hemos afinado mucho la metodología de trabajo, que es una metodología muy participativa, no es la metodología tradicional de un profesor que imparte la clase, no es un curso exactamente, sino que es un taller interactivo, así le llamamos, en donde el 60 o 70 por ciento lo pone el mismo participante. Es decir, el mismo participante debe tener la exigencia de trabajo y participación para su propia autosuperación. Entonces, eso ha sido muy importante, afinar esta metodología de trabajo que yo creo que es muy importante. En algún momento habrá que resumirla, yo no he hecho eso, pero hay que hacerla, hacer como un resumen de esa metodología de trabajo.
En segundo lugar, las transformaciones más importantes creo que han sido con los mismos participantes. Es decir, ya tenemos jóvenes, que para entonces fueron muy jóvenes, casi adolescentes cuando ingresaron al taller y hoy son poetas reconocidos, escritores reconocidos a nivel nacional e, incluso, a nivel internacional, han hecho publicaciones, han ganado certámenes, tienen una participación muy activa en este momento y yo creo que ese es el fruto más importante, la transformación más importante. Pero, por otra parte, mucha gente que ha pasado por el taller que tal vez no consiguió tener una obra literaria solvente, pero sí se convirtió en un gran lector, en un gran promotor de la misma literatura.
Por otro lado, también hemos conseguido que algunos de los participantes asimilen la metodología de trabajo y puedan aplicarla en otros contextos. Es decir, que también ha habido participantes que han desarrollado talleres en otras localidades y ese es uno de los objetivos que también nos propusimos, que el participante no solo pudiera formarse como un escritor, sino también como un promotor, como un coordinador o facilitador de un posible taller en algún momento, en alguna otra comunidad. Ese también era un objetivo que teníamos.
¿En qué comunidades se han desarrollado talleres a partir de gente que aprendió esta metodología de trabajo en Miércoles de poesía?
En San Isidro de Coronado hubo una experiencia con un par de compañeros que trabajaron en el taller. En Turrialba con un muchacho que es profesor, se graduó como profesor de español en la Universidad Nacional, entonces él ha replicado esta metodología con sus estudiantes y con un grupo de jóvenes en Turrialba y en comunidades más allá de Turrialba, como el Tuis de Turrialba. También se replicó en Ciudad Quesada y en San Isidro de El General, donde no se han generado solo talleres, sino también publicaciones, pequeñas revistas que han hecho participantes o personas que participaron en el taller. Entonces, estas son experiencias que han enriquecido mucho el panorama literario en estas comunidades. Pero, también hubo experiencias aquí mismo en San José, en algunos barrios, en algunas bibliotecas públicas, recuerdo que en Hatillo hubo un muchacho que estuvo trabajando.
Carmelí
Un aroma a café recién hecho invadía todo el comedor.
— ¿Qué deseás desayunar Diego?
—No sé, tal vez unos huevos con tortilla.
—Está pronta la fecha de compromiso de nuestra Carmelí, soltó Isabel mientras servía el desayuno.
—Dejá que te ayude, expresó su marido.
El día apenas iniciaba. Cientos de golondrinas sobrevolaban la arboleda al fondo del patio y el ruido de una bandada de pericos orquestaba el ambiente.
—¿No ha bajado Carmelí a desayunar?
—No, seguro llegó tarde anoche, ya sabes cómo son los jóvenes; aprovechará el fin de semana para dormir y descansar, respondió Isabel.
—Poné el noticiero para saber qué ha sucedido.
—No, estoy saturado de malas noticias. Pensaba que mientras Carmelí duerme podríamos planear nuestro apoyo para la fiesta de compromiso e ir pensando qué regalarles para la boda. He estado ahorrando en la tarjeta para este momento. Es nuestra única hija y tengo una gran ilusión al saber que realiza sus sueños. Bueno, aunque también me embarga una tristeza que comprime el corazón desde ayer en la noche; no sé, de repente sentí que se alejaba, y me dije: no se alejará, solo se va a casar y es algo natural.
Unos golpes secos llamaron a la puerta.
—¿Son ustedes los padres de Carmelí Fuentes?
—Sí, señor.
—Lamento ser portador de una mala noticia. Hay problemas con su hija.
—¿Qué sucede?… Por favor… ¡Qué pasó?
Vea, su hija fue hallada en un predio esta madrugada. Al parecer sufrió un asalto y ya usted sabe…
No, no sé… ¿qué debo saber?
Lo lamento mucho señor, de verdad que lo lamento… Es una tragedia…
Una mano gigantesca le oprimió el pecho hasta más no poder. Quedó sin aliento. Se desvaneció sobre la alfombra.
Isabel giraba por la sala sosteniéndose la cabeza cuyo ruido interno amenazaba con explotar.
—Señora siéntese, le traeré un vaso con agua.
Ingresó a un profundo laberinto compungida por el llanto.
Las golondrinas abandonaron la arboleda. Los pericos silenciaron su orquesta.
Ruth Solano Navarro
¿Cómo es la dinámica de trabajo del espacio?
Cada sesión la dividimos en dos partes. Son dos horas de taller. La primera parte es lo que llamamos la parte formativa o la parte teórico-metodológica, aunque eso suena un poco rimbombante. Esta parte significa que siempre vamos a ver un autor reconocido y vamos a analizar lo que llamamos su arte culinaria, su cocina, cómo es que él escribió sus textos, cuál fue la metodología de trabajo que utilizó, cuáles fueron las búsquedas, pero también cuáles fueron los autores que a él mismo lo influenciaron.
A veces hacemos una cortina de autores. Por ejemplo, vemos los principales poetas de la literatura inglesa o los principales poetas latinoamericanos o centroamericanos, o a veces vemos narrativa, los principales narradores de la literatura inglesa o estadounidense en el siglo XX, por ejemplo. Entonces, los vamos analizando poquito a poco. Para esto, por supuesto, se solicita que se lean textos de estos autores.
Pero también en este ínterin trabajamos con algunos textos de teoría literaria, por ejemplo, cómo escribir un poema, cómo escribir un cuento, cómo escribir una novela, cómo hacer un ensayo y algunas particularidades propias de la escritura creativa, como desarrollar bien el ritmo en un texto, cómo no cometer los errores más comunes que cometemos a la hora escritura, etcétera. Es decir, que va desde lo básico hasta lo más complejo. Digamos que esta es la parte formativa.
En la segunda hora, en la segunda parte, vemos textos de los propios participantes. Es decir, cada participante trae un texto, lo somete al colectivo y, a partir de una metodología de trabajo, empezamos a buscar los errores más comunes que cometemos a la hora de escribir y luego encontramos los errores más conceptuales en términos de armonía, de ritmo, de construcción, de enlaces, de sentido, de coherencia. Este es un trabajo que lo hacemos colectivamente para que todos vayan aprendiendo la metodología. El autor no puede participar en esta discusión, el autor tiene que quedarse fuera porque si no se convierte en una conversación muy bizantina. Ese es uno de los objetivos también que tiene el taller.
Uno de los objetivos más importantes es que el autor o el participante aprenda a domar el ego, es decir, que aprenda a distanciarse de un texto que ya lo produjo, que es susceptible de mejorarse, pero que no podemos tener un amor desmedido por decir que ya está perfecto, sino que siempre tenemos que aceptar que hay errores. Entonces, lo que se le hace al texto son sugerencias. El autor se lo lleva y estas sugerencias las asume o no, él decide. Pero, lo ideal, y esto sucede, es que trabaje el texto y lo vuelva a presentar con las sugerencias y con los cambios que se propusieron y con los cambios que él mismo entendió que debían hacerse y de esa manera vemos cómo mejoró el texto, cómo se pudo hacer de un texto algo mejor, algo mucho más cercano a la excelencia, digamos, a la mejora continua del trabajo.
Entonces, esto nos permite desarrollar no solo la metodología, sino también mejorar el trabajo de cada quién, porque otro de los objetivos es que al final del taller, al final de la experiencia, el participante tenga ya un texto preparado para una posible publicación, que ese texto lo pueda enviar a un certamen, que pueda buscar posibilidades de publicación, a veces les damos consejería también sobre cómo publicar, adónde acudir, etcétera. Entonces, ya él ha venido desarrollando un texto que va a terminar publicando en algún momento ya sea poesía, ya sea cuento.
Entonces, el espacio se llama Miércoles de poesía, pero no se restringe solo a la poesía.
Correcto. Eso es interesante, porque en el taller tenemos el concepto de que poesía es toda creación artística, que poesía no es solo el poema. Es decir, el poema es una forma de escritura, a veces muy “camisa de fuerza”, pero entendemos que la poesía también está en la novela, está en el cuento, está en el ensayo, pero además va más allá, la poesía está en la pintura, la poesía está en la música, obviamente, la poesía está en la arquitectura, está en la escultura. Es decir, en toda actividad artística hay poesía. De hecho, donde no hay poesía no hay arte. Yo creo que el asunto sine qua non de una obra artística es su potencia poética. Entonces, partimos del hecho de que la poesía es un acto de creación, como su nombre originario lo indica es poiesis. Poiesis es, según los griegos, la creación a partir del intelecto, de la imaginación. Entonces, partimos de eso, por eso se quedó Miércoles de poesía.
Pero, también es importante decir que, además del taller, Miércoles de poesía se amplió a un espacio que teníamos en Casa Cultural y que lo hemos venido haciendo virtualmente durante la pandemia, que consiste en la presentación de textos, de libros, de lectura de poesía, de conferencias, de mesas redondas, etcétera. De hecho, en esos espacios han participado los mismos miembros del taller cuando hemos hecho lecturas del taller y ellos también reciben este fogueo de enfrentar a un público, de dar a conocer su trabajo oralmente, porque eso también es importante, eso es parte de la actividad de un futuro escritor.
Entonces, Miércoles de poesía ya adquirió otra connotación. Ya no solo es el taller, sino el espacio de presentación y de lecturas que conocemos también como Miércoles de poesía que se hacía todos los miércoles de 7:30 en adelante, hasta las 9:30 de la noche a veces, en Casa Cultural Amón. Eso lo hemos venido haciendo virtualmente.
Como ves, el espacio del taller se amplió, primero el taller y después la actividad de lectura o de presentación. Esto nos permitía invitar poetas nacionales, autores nacionales que, además, los muchachos conocían. Esto también es una labor importante. A veces invitábamos a estos autores a que vinieran al taller y en la primera hora, en vez de ver un texto, teníamos al autor en vivo y lo interrogábamos, él leía, nos contaba su experiencia de trabajo y a veces aprovechábamos la visita de autores internacionales también que estaban en el país para la Feria del Libro, para otros eventos, y los invitábamos al taller, algunos accedían y eso enriquecía mucho el trabajo. Como ves, el asunto se amplió.
Pero, además, a partir de ahí surgió una revista, una revista muy artesanal que también se llama Miércoles de poesía y que al inicio tenía una periodicidad, salía cada tres meses, pero luego por asuntos de recursos, como todo en la universidad pública, tuvimos que dejarla de editar. A veces la hacíamos con esfuerzos de los mismos muchachos, pero ha salido más espaciadamente. En los últimos años casi no salió y a partir de ahí se empezaron a publicar las antologías. Esta es la cuarta que hacemos, donde damos a conocer los trabajos de selección de un periodo del taller, que también han sido muy importantes porque son como el estímulo que tienen los participantes al verse publicados por primera vez y eso para ellos es importantísimo, para todo escritor es importantísimo.
Celebración
Ayer en la frutería
hubo gran algarabía,
pues llegaba la manzana
recién caída de la rama.
La señorita pera,
estaba a la espera
de que el melocotón
tocara el acordeón,
y que la uva
tocara la tuba,
que la frambuesa
corriera la mesa,
para bailar un danzón
con su amigo el limón.
Cuando la cereza y el mango
estaban bailando un tango
apareció el coco,
y con su duro exterior
los hizo callar de pronto.
¡Cómo los asustó!
Pero llegó la fresa
y con una gran sonrisa,
a bailar lo invitó.
De alegría el coco
saltó como loco.
Entonces todas las frutas,
incluyendo los bananos
se tomaron de las manos
continuando la reunión.
Mientras que la sandía
llena de alegría
anunciaba que la fiesta,
terminaba al otro día.
Laura Ramírez Sequeira
¿Cuántas personas participan regularmente del espacio?
El taller no está concebido como un curso que empieza y finaliza. El taller es constante, es una actividad permanente. Es como un río, la gente se baña, sale, si quiere se va y se refresca y después vuelve a meterse; o como un tren que está dando vueltas, incluso le hemos llamado la Cinta de Moebius también, que siempre se está moviendo. Entonces, hay gente que llega y participa dos, tres meses y se retira, pero tenemos gente que tiene 5, 6, 7 años de estar en el taller y eso es muy importante.
Por una formalidad, la Casa Cultural Amón cada dos meses hace una matrícula y mucha gente se matricula en el taller, a veces tenemos hasta 25 personas que ingresan, se nos vuelve un poco masivo. Pero, un poco el taller se va decantando y, generalmente, los participantes oscilan entre 10 y 18 personas, más o menos, que son las que van permaneciendo, las que van quedando. En este momento tenemos cerca de 18 personas que trabajan desde hace más de un año, hay algunas que acaban de iniciar en la última matrícula, de esas algunas ya se han retirado, pero nos quedan 5, 6, 7, de tal manera que entre 18 a 20 personas son las que tenemos en este momento. Pero es un ir y venir de personas y ese proceso también nos gusta, ese proceso también es muy importante porque no vemos el taller como un curso que empieza y termina, sino como un espacio de formación permanente, de trabajo constante, quien se evalúa es el mismo participante, él mismo tiene que ir sintiendo cómo mejora o cómo desmejora su trabajo.
Al hablar de matrícula, ¿significa que el taller tiene un costo para el participante?
El taller es gratuito. Es el único taller gratuito que da la Casa Cultural Amón porque yo soy profesor del TEC, que recibo un salario y que tengo dedicación exclusiva. Creo que esa es parte de mi labor de extensión y de trabajo de extensión docente a la comunidad. Entonces, yo siempre le pedí a la Casa Cultural que, por favor, ese curso no se cobrara, que si querían podían cobrar lo que se cobra de la mitad para los gastos operativos de la misma Casa Cultural Amón. Pero, la Casa no lo ha hecho, de tal manera que el curso siempre ha sido gratuito, es decir, el taller es gratuito. Así ha sido un espacio de promoción y de extensión del TEC a la comunidad sin que el participante tenga que pagar nada. Más bien hemos dado materiales didácticos propios del TEC, la revista, etcétera, que han sido apoyos presupuestarios de la misma institución o de la misma Casa Cultural.
¿Cómo se modificó el espacio para el período de la pandemia?
Fue muy complicado, tuvimos una crisis, mucha gente pensó que ya no íbamos a volver al taller, pero permanecieron 5 o 6 personas que me pidieron que pudiéramos seguir y lo intentamos virtualmente. La Casa Cultural también hizo un esfuerzo por hacer una matrícula virtual de nuevo y se logró, hubo mucha gente que se enganchó.
De hecho, tuvimos una gran acogida y este es un plus que ahora tiene el taller y es que alcanzamos también participantes a nivel internacional, con la virtualidad aparecieron participantes a nivel internacional. Por ejemplo, en este momento tenemos dos participantes de Nicaragua, una participante de Honduras, un participante de Guatemala, una participante que se conecta desde el Perú y hemos recibido ya algunas manifestaciones de ingreso de otros países. Entonces, también esto nos ayudó a expandir el taller y darlo a conocer. Al principio fue difícil, pero luego lo logramos.
Ahora que estamos pensando que se puede regresar a la presencialidad, no sabemos cómo ni cuándo, más bien vamos a extrañar esto y yo creo que lo vamos a dejar mixto, porque va a haber gente fuera del país o fuera del Valle Central, porque también tenemos gente que es de Pérez Zeledón, que es de San Carlos, que es de Turrialba, que tampoco podrían venir si se hace presencial. Entonces, queremos dejarlo mixto para que esta gente siga participando también.
¿Tiene alguna idea de cuántas personas han pasado por el taller literario en estos 18 años?
No tenemos el dato porque no lo hemos contabilizado, pero me animaría a decir que unas 200 o 250 personas pueden haber pasado en estos 18 años, porque hubo gente que pasó muy fugaz. Pero, si tomamos en cuenta que cada bimestre se matriculaban mínimo 10 personas, 15 o 25 personas en ocasiones, pues era una suma anual importante. Tal vez alcancemos las 300 personas, no sé. Pero, sí son muchas las personas que han pasado.
Además, quiero comentar otra experiencia que nos cortó la pandemia. Hace cuatro años yo presenté un proyecto a la Escuela de Cultura y Deporte para realizar un proyecto de ampliación del taller que le pusimos el nombre de Talleres Literarios Itinerantes. Este sí era un taller corto de dos meses, un curso corto que íbamos a impartir en diferentes comunidades. Entonces, con el apoyo de todas las instituciones universitarias de Conare, es decir, con las sedes regionales de las universidades públicas, íbamos a impartir esos talleres y ya teníamos todo montado.
Tuvimos la experiencia de impartirlo en San Isidro de El General; en Puerto Jiménez, con apoyo de la sede la UCR en Golfito; hicimos uno en Turrialba, también con el apoyo de la Sede del Atlántico de la UCR; hicimos uno en Liberia, con la Sede Regional de la UCR, y logramos hacer uno en Heredia, también con la UNA. El siguiente iba a ser en Guápiles, ya lo teníamos montado con una sede que tiene la UCR ahí, una posibilidad en Nicoya con la UNA, una posibilidad en Ciudad Quesada con la UTN y el TEC; pero esto se nos cayó con la pandemia. Ya cuando empezó la pandemia no pudimos empezar en Guápiles porque la presencialidad ya no era posible y todo lo demás.
Esa fue una experiencia que también desarrolló el taller de irse a las comunidades para atacar las necesidades de formación literaria que hay en la periferia del país. Pero la virtualidad vino y si algo positivo tuvo la pandemia es esto, que nos permitió llegar a esas comunidades virtualmente. Eso también es un plus.
Permítenos vivir sin presiones ni horarios
A punta de gula y de pereza.
Comer sin freno hasta caer dormidos.
Que nunca llegue la violencia del lunes
y nada nos presione ni nos obligue a salir de prisa.
Que la pereza sea el gozo de la comodidad.
El resultado de desenjaular el tiempo a nuestro antojo.
Retira señor lo monótono y reiterativo.
Permite los fallos del sistema.
La praxis de la valoración incorrecta
con Psicología in sana.
Miguel Ángel Castro Guevara
Me contaba que el taller inició siendo con una participación mayoritaria de la comunidad del TEC, ¿sigue siendo así o hay participación de gente externa?
La mayoría es gente externa. Ha habido estudiantes del TEC, incluso algunos de ellos lograron insertarse en el mundo literario. Te pongo un ejemplo: William Pérez, que es un muchacho que fue estudiante de Arquitectura y después de Ingeniería en Construcción, se graduó de Ingeniería en Construcción y él publicó su primer libro estando en el taller, un libro de poesía. Ya publicó el siguiente, es un poeta reconocido, es un intelectual muy reconocido ahora, entonces él participó siendo estudiante del TEC. Pero, ese es un ejemplo de los pocos que tenemos porque el estudiante del TEC tiene mucho interés cuando se entera del taller, pero la participación le cuesta mucho porque, primero, por la gran carga académica que tiene, que es impresionante la carga académica de nuestros estudiantes; y, segundo, cuando era presencial, la mayoría de los estudiantes que se interesaban eran de la sede de Cartago, entonces les tocaba viajar a San José porque lo teníamos en San José. Yo intenté hacerlo en Cartago, pero en Cartago teníamos un problema de horario, no lográbamos conseguir el mejor horario para ellos. Y lo mismo con los funcionarios. La mayoría de los funcionarios que se interesaron eran de la sede de Cartago. Entonces, ha sido muy compleja la participación de estudiantes y funcionarios de la institución. No quiero decir que no hayan participado y siguen participando. De hecho, todavía tenemos un participante que ha publicado ya dos veces en la antología, ahora viene en la antología, se llama Carlos Gómez, él es de Agronegocios y ha sido muy constante su participación y ha sido muy interesante. Pero, sí ha sido muy difícil. Entonces, la mayoría de gente que tenemos es gente externa, gente de la comunidad nacional.
Por otro lado, en términos literarios, el estudiante nuestro es muy inconstante, realmente se interesa mucho, se embulla, empieza, viene dos, tres veces y se retira. Yo entiendo, por la carga académica, por sus múltiples ocupaciones, pero también porque su interés está más cercano a la ciencia, a la tecnología, entonces cuando empieza la disciplina de trabajo se pierde. Sin embargo, todavía tenemos dos, tres estudiantes, que están participando.
De la gente externa, ¿de qué zonas del país vienen?
La mayoría de gente externa es de San José, obviamente, porque les quedaba más cerca. Pero, en este momento tenemos gente que está participando desde Pérez Zeledón, desde Turrialba, desde San Ramón, tenemos una persona que está en Puntarenas y la mayoría de la GAM, gente de Guadalupe, Moravia, San Pedro, Escazú, Villa Colón, esa es la mayoría de la gente que tenemos.
¿Tiene alguna idea de cuántas poesías y textos literarios se han producido en estos 18 años?
Deben ser muchísimos. No tengo la cifra, pero sí puedo decir que se han publicado dos o tres libros de participantes, hemos publicado cuatro antologías que, mínimo, tienen 10 participantes y cada uno de ellos participa con cinco poemas o con un par de narraciones cortas. Hay un participante que publicó ya una novela y tiene una novela inédita. Hay dos o tres participantes que han hecho canciones porque el taller también tiene eso. Hemos tenido gente que viene al taller para aprender a hacer canciones, letras de canciones y ellos las han musicalizado, hay un músico de Pérez Zeledón, hay un músico de San José, que han pasado por aquí que también han hecho canciones, las han grabado. En fin, es muy difícil.
Otro elemento es que ha habido gente que ha pasado porque trae textos de teatro, dramaturgia, entonces también tenemos un par de personas que tienen pequeñas obras de teatro, no publicadas, pero sí escritas. Así que es imposible saber, cuantificar esta producción, pero puedo decir que es abundante y diversa, de diferentes géneros y de diferentes personas.
Otro elemento es que llegan de 17, incluso hemos tenido personas de 15 años, adolescentes de secundaria, y hay señoras que llegan con 40, 50, 60 años incluso, que son pensionadas, que siempre quisieron escribir y que ahora encontraron el espacio idóneo. Así que la diversidad es muy grande, ya no solo de género literario, de género humano, sino también de edades y de diversas poblaciones del país y de más allá. Por cierto, en la antología ahora se van a publicar dos participantes que son de Nicaragua y que vienen en la antología.
¿Cuál es la importancia de cultivar la poesía en personas de todas las edades, de distintas zonas geográficas y de diversos estratos sociales?
Esto es muy importante porque nosotros partimos del hecho de que toda persona puede escribir, toda persona está dotada para escribir, toda persona tiene algo qué decir, toda persona tiene sensibilidad, toda persona tiene experiencias que compartir y lo que le falta la mayoría de las veces es afinar el instrumento para contar esas experiencias para expresar esa sensibilidad, esas emociones. Entonces, hay que gente que no ha tenido esa posibilidad porque no pudieron ingresar al sistema educativo formal o porque no tuvieron tiempo por sus ocupaciones de formarse leyendo, estudiando, participando en grupos, etcétera.
Entonces, partiendo de esta base, decimos que toda persona es susceptible de convertirse en escritor. Entonces, para nosotros ha sido muy enriquecedor ver cómo, por ejemplo, señoras amas de casa, las he visto, han llegado, han persistido y finalmente terminan haciendo poemas, narraciones, cuentos muy dignos, muy propios, con una visión muy de ellas, con un estilo muy personal. Eso, para nosotros, es muy enriquecedor y suponemos que para esas personas también ha sido muy enriquecedor, eso le abre la perspectiva humana, le abre posibilidades de entenderse a sí misma, le abre posibilidades de comunicarse con su familia, con sus allegados y esa es una experiencia muy enriquecedora, realmente. Yo creo que esa es la parte más rica que tiene el taller, independientemente de que esta gente después sean escritores famosos o reconocidos, eso es secundario, lo importante es el enriquecimiento humano y que esa persona se lleve el instrumento que aprendió a manejar: el lenguaje, cómo manejar el lenguaje para poder expresar lo que quiere decir. Creo que esa es la parte más rica de todas.
Paco y Lola
Hola me llamo Paco
como papá
mamá se llama Lola
papá ve tele en la sala
mamá amasa la masa
y le sirve las cervezas
papá huele cocaína
no me mima
me lastima
mamá lo amenaza
con llamar a la policía
papá dice que está loca
mamá llora en la mesa
papá apunta a su cabeza
mamá muere en mi casa
Mario Gamboa
¿Por qué el mundo necesita de la poesía?
Esa es una pregunta extraordinaria. Yo pienso que el mundo necesita de la poesía porque sin la poesía no se puede vivir. Es decir, en el momento en el que desaparezca la poesía desaparece la vida, porque la poesía es la vida. La poesía es toda manifestación de vida, no solo humana, sino de vida en general, de vida natural, de vida cósmica. Todo eso que conocemos como vida es la poesía y se está desarrollando frente a nuestros ojos y al interior nuestro todos los días. Lo que pasa es que veces no podemos expresarla.
La gente piensa que la poesía es solamente el poema y nada más, no, no, no. La poesía es toda expresión humana sensible, espiritual, emocional, esa esencia que somos nosotros, los seres humanos, es la poesía. Entonces, nosotros somos poesía y sin la poesía no podemos vivir. La poesía es tan importante como la luz y la luz es poesía, no hay nada más poético que ver salir el sol, que ver acostarse el sol, que ver la luna como está en estos días, esos son poemas extraordinarios de la naturaleza. Entonces sin poesía no se puede vivir.
Nosotros partimos de eso, que la poesía está en todo lado, que la poesía está en la vida y que nada más tenemos que ir a recogerla, es como ir a cortar flores de Santa Lucía ahora que estamos estrenando año, porque la poesía está ahí en los potreros, nada más tenemos que ir a recogerla, preparar el buqué, que es hacer un buen poema, y entregárselo a alguien, decirle “aquí está este presente”. Para nosotros esa es la poesía. Entonces, la poesía es la vida y siempre partimos de eso, sin poesía no hay vida y sin vida no hay poesía.
¿Qué se espera de Miércoles de poesía ahora que llegó a su mayoría de edad?
Pronto me jubilo del TEC, afortunada o desafortunadamente, no lo sé. Creo que ya merezco un poco más de tiempo para mis asuntos personales, pero por otro lado me duele desvincularme de este trabajo que hemos venido haciendo. Entonces, va a haber un periodo de análisis, de reflexión, tengo que hacer una buena evaluación de lo que ha pasado, de lo que viene, pero mi idea consiste en que no se pierda la experiencia. Primero, quiero escribir un poco cómo ha sido la experiencia y, segundo, proponer una nueva etapa del taller, no sé si vinculado al TEC, no sé si vinculado a la Casa Cultural Amón, con quien guardo un gran cariño y una gran relación y con todos los compañeros y compañeras de trabajo de allí, o si lo seguiré haciendo de forma independiente, pero la idea es que el taller continúe.
Tenemos compañeros en el taller de muy importante experiencia con los cuales seguramente vamos a continuar comunicados y con los cuales seguro vamos a desarrollar algunas tareas en este plano. Pero, en principio, la idea es continuar, la idea es desarrollar esta experiencia y ojalá multiplicarla en otros espacios, en otros sitios y que no se pierda esta dinámica, que no se pierda esta posibilidad.
Fernando Montero