Sofía vivió años ocultando el verdadero infierno que vivía del lado de su expareja, y padre de sus hijos; el hombre perfecto, que compartía con ella todos sus logros y sueños, hasta que la pesadilla comenzó y concluyó, casi, en una desgracia. Ella, aunque vivía rodeada de familia, y amigas, nunca se atrevió a decir que vivía violentada y amenazada por su pareja hasta que la situación empeoró. ¿Por qué? Por miedo, miedo que consume a miles de mujeres en México.
Sofía duró 10 años en su relación, ilusionada se casó, fue una boda llena de amor; toda su familia y la de él asistieron al evento que se esperaba con ansias. Flores, música, abrazos y agradecimientos de parte de la pareja por el acompañamiento. Después de unos meses nació su primera hija, y después de unos años el segundo.
Sofía asegura que desde el día uno, o más bien desde su noviazgo, los signos de violencia ahí estaban, pero por alguna razón ella no estaba consciente de lo que estaba viviendo, hasta unos años después que empezó a recibir golpes, amenazas, hasta llegar a violaciones por parte de su expareja. Ahí, como muchas mujeres más en México y en el mundo, Sofía fue alertada por una amiga, ella estaba siendo violentada. Pasó el tiempo y comenzó a creer que así era, por ello, Sofía logró aferrarse a su vida, y a la de su hija e hijo, así pasaron diez años, y ella no podía más, necesitaba hacer algo para terminar con lo que estaba viviendo. Y, aunque sus hijos nunca vieron a su padre violentar a su madre ella temía por la vida de ellos, sabía que su expareja estaría dispuesto a tocarles, o bien, amedrentarla con ellos. Las amenazas son una de las principales armas de los abusadores, es así como mantienen a su víctima en el lugar que ellos quieren. Y, a pesar de que muchas mujeres logran salir de ahí, otras no: más de 800 mujeres han sido asesinadas en México, en tan solo seis meses.
Sofía cuenta que hubo un momento en que quería acabar con la vida de su expareja, estaba desesperada, pero el amor a sus hijos la hizo abrir los ojos y entender que al hacer eso estaría acabando con una vida tranquila y en paz, además de que dejaría sin padre y madre a la pequeña y al pequeño. Fue ahí, en dónde se llenó de valor, se agarró de ese miedo, y avanzó, y reconoció que necesitaba ayuda, y se atrevió a pedirla por primera vez. Esa misma familia que la acompañó con amor en su boda, fue la misma que estuvo con ella en el momento más difícil de su vida. No estaba sola, nunca lo estuvo, así como ninguna mujer lo está.
Lamentablemente, llegó el momento más temible para ella después de dejar a su expareja: enfrentarse consigo misma y compartir lo que estuvo viviendo a lo largo de diez años.
Por desconfianza en el sistema, Sofía no levantó la denuncia correspondiente para tener justicia y defenderse de la persona que ella había amado en algún momento.
Sin embargo, sí la tuvo para acudir a otras instituciones, y asociaciones dedicadas 24 horas al día a prevenir, atender y erradicar la violencia, además de hacer contención en estos casos. Así, Sofía, logró salir viva de las manos de su agresor, pero Teresa, María, Fernanda, Pilar, Jimena, y muchas más, no.
El caso de Sofía no es único, sino muy representativo. De acuerdo a ONU Mujeres, en México casi una de cada tres mujeres ha sufrido abusos a lo largo de su vida, y en tiempos de crisis las cifras aumentan, como se vio durante la pandemia de COVID-19 y las recientes crisis humanitarias, conflictos y desastres climáticos.
Un nuevo informe de ONU Mujeres, basado en datos de trece países desde la pandemia, recoge que dos de cada tres mujeres padecieron alguna forma de violencia o conocían a alguna mujer que la sufría. Por desgracia, solo una de cada diez dijo que recurriría a la policía en busca de ayuda.
Según las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de enero a octubre del 2021, 809 mujeres han sido asesinadas por razón de su género, habiendo una pequeña disminución de 137 mujeres menos, comparado con el año anterior. Tan solo en el Estado de México se detectaron 118 feminicidios, siguiendo Veracruz con 61, Jalisco con 57, Ciudad de México y Nuevo León con 51; el estado con menos feminicidios es Tamaulipas, con tres mujeres privadas de su vida por el simple hecho de ser mujeres. De los 2470 municipios que hay en México, en 391 se concentran los feminicidios, dejando libres a 2079.
Otros delitos, como violencia familiar, aumentaron casi un 20% del 2020 al 2021; en el primer año se registraron 184.464 casos, y en el 2021, 214.277.
En cuanto a otros delitos de violencia de género en todas sus modalidades, fuera de la violencia familiar, se registraron en el 2021 3476 casos, y en el 2020 fueron 3335, teniendo un incremento del 4,2%. Las violaciones hacia las mujeres todavía han crecido más: un 30% en comparación con los mismos meses de 2020 en donde se registraron 16.544 mujeres, y en el 2021, 17.784.
Lo que se debe, y se busca lograr, es convertir estos números a cero, y por ello el Sistema de las Naciones Unidas en México une su voz a la de las mujeres y niñas, en toda su diversidad, para que sean escuchadas y se realicen cambios transformadores para prevenir y eliminar toda forma de violencia en su contra.
25N en México, 16 días de activismo
Como en los últimos años, el 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, fue el arranque para los llamados 16 días de activismo contra la violencia de género, que concluyen el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.
Este 25 de noviembre también conocido como el “Día Naranja”, como es costumbre, miles de mujeres salieron a las principales calles de la Ciudad de México, y de varios estados del país, para, una vez más, de manera pacífica, exigir a la sociedad y Gobierno que actúen de manera inmediata para resolver los feminicidios y abusos en contra de las mujeres, en especial a la Fiscalía General quién es la instancia responsable de resolver los delitos en México.
Las calles se pintaron de naranja, de morado, y de verde, los tres colores más representativos del feminismo en el mundo. Gritando insignias que erizaban la piel, las participantes mostraron una vez más el hartazgo y la rabia que invade al género femenino: “Ni una más, ni una más, ni una asesinada más. Ni una más, ni una más, ni una desaparecida más”; “Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres en la cara de la gente”, “Policía escucha, tu hija está en la lucha”, “No han muerto, las han asesinado”, “¡Mujer escucha esta es tu lucha!”, “Y la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía. ¡El violador eres tú!”, “¡Ahora que estamos juntas, ahora que sí nos ven, abajo el patriarcado! ¡Se va a caer, se va a caer! ¡Arriba el feminismo que va a vencer, que va a vencer!”.
Al mismo tiempo el grupo de madres de víctimas de feminicidio cantaban y exigían justicia a la sociedad, a las Fiscalías, al Gobierno en general. “Justicia, Justicia”, gritaban tan fuerte que no podías dejar de sentir su dolor y no sentir rabia. Gritaban con tanta fuerza que su grito retumbaba desde el Monumento de Revolución, hasta el Zócalo.
Caminaban enojadas, pero al mismo tiempo felices por estar acompañadas porque, aunque vayas sin una amiga cercana o hermana, en realidad no vas sola, vas con miles de mujeres más que exigen lo mismo que tú. En la plancha del Zócalo se reunieron, cansadas, pero muy motivadas, mujeres de todo tipo, con historias diferentes, con carteles llenos de nombres de compañeras desaparecidas o asesinadas por un hombre.
¡Abajo la discriminación y la desigualdad!
Gracias al trabajo y activismo de miles de mujeres, en México en los últimos tres años se han obtenido importantes avances para la erradicación de la violencia en contra de las mujeres como, por ejemplo: la ley Olimpia, la tipificación del feminicidio, la despenalización del aborto en varios estados, la ley orgánica para prevenir y erradicar la violencia en México, el registro público de agresores sexuales, y el endurecimiento de penas en crímenes de género.
Aunque este es un gran avance, aún faltan muchas cosas por hacer, y aunque exista una ley que indique que se deben respetar los derechos de la mujer, si la sociedad no cambia, si la mentalidad y el patriarcado sigue vigente, los abusos de género seguirán existiendo.
Este año, a través de la campaña ÚNETE y bajo el lema ¡Pongamos fin a la violencia contra las mujeres YA! El Sistema de Naciones Unidas en México pone especial atención a la urgencia de avanzar hacia una recuperación socioeconómica sostenible e incluyente tras la pandemia por COVID-19. Ante ello, Belén Sanz, oficial de ONU Mujeres en México, hizo un llamado a toda la sociedad a poner fin a esta situación.
“Buscamos este año 2021 hacer un llamado a toda la sociedad en general a poner fin a la violencia ya. Invitamos a pintar el mundo de naranja, a poner un foco en la situación que viven mujeres y niñas y generar un verdadero compromiso transformador para que esta situación pueda ser erradicada completamente de nuestra sociedad.”
Nadine Gasman, directora del Instituto Nacional de las Mujeres en México hizo el llamado a entender que poner fin a la violencia contra las mujeres es responsabilidad de todos y todas. Tenemos, dijo, que trabajar en lograr la igualdad, y eliminar todo aquello que no sirve para su erradicación.
“Desde el ámbito que estemos, desde lo personal, familiar, comunitarios, seamos conscientes de que la violencia no es natural, no es normal, y que tenemos que ponerle fin, ya.”