Investigadores del Instituto del Cerebro de París descubrieron que tomar una siesta rápida conduce a un “punto ideal creativo”, porque las personas solo llegan a la primera etapa del sueño, conocida como estado de hipnagogia o N1. El estudio fue publicado en Science Magazine.
Este proceso triplica las posibilidades de resolver acertijos complicados o problemas matemáticos, una teoría que en sus momento defendió el inventor Thomas Edison, quien en lugar de decir que una siesta era una pérdida de tiempo, creía que impulsaba la creatividad.
Como explica en su reporte el sitio web del Daily Mail, durante la etapa N1, que curiosamente es la menos estudiada, los músculos se relajan y las personas comienzan a tener visiones de eventos recientes, que se encuentran para ayudarlas a superar un bloqueo mental para resolver un rompecabezas, probar o terminar un proyecto.
El estudio encontró que aquellos que pasaron al menos 15 segundos en N1 tenían un 83 por ciento de posibilidades de descubrir la regla oculta para resolver problemas matemáticos, mientras que los que permanecían despiertos tenían solo un 30 por ciento de posibilidades.
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Edison aprovechó el punto ideal creativo hace más de 100 años
El genio estaduindense sostenía una pelota en sus manos mientras tomaba una siesta y cuando sus músculos se relajaban, sus manos soltaban la pelota, que golpeaba el piso y lo despertaba de la siesta justo a tiempo para capturar ideas inspiradas en el sueño.
Cuando dormimos, solo pasamos alrededor del 5 por ciento del tiempo en N1, generalmente menos de 10 minutos, y se considera la transición entre la vigilia y el sueño.
Para el nuevo estudio, aproximadamente 103 personas fueron reclutadas para el análisis, a quienes se les pidió que trabajaran en una prueba de matemáticas que les exigía convertir cadenas de ocho dígitos en nuevas cadenas de siete mediante el uso de reglas específicas de manera escalonada, como repetir el número si el anterior y el siguiente dígito son idénticos.
La prueba se diseñó con una regla oculta que resolvió fácilmente el rompecabezas, pero no se informó a los voluntarios al respecto. Consistía en que el segundo número en su cadena final era siempre el mismo que el último número en la misma cadena.
Los investigadores le dieron a cada participante 30 intentos en la prueba y aquellos que no pudieron encontrar la regla oculta tomaron una siesta rápida de 20 minutos.
A cada uno de ellos se les dio una botella de plástico vacía para que la sostuvieran en su mano derecha, mientras que los investigadores registraron su actividad cerebral con cascos de electroencefalografía para medir las ondas eléctricas producidas por las células neuronales.
Los participantes experimentaron el mismo proceso que Edison
Cuando empezaron a entrar en N1, sus músculos se relajaron y finalmente dejaron caer la botella que los despertó cuando golpeó el suelo. Una vez despiertos, los investigadores le pidieron a cada persona que describiera lo que estaban pensando cuando cayó la botella. Algunos informaron haber visto números bailando y formas geométricas.
Después de la pausa, los participantes volvieron a la prueba de matemáticas y los investigadores encontraron que aquellos que dormían una siesta y eran despertados por la caída de la botella tenían tres veces más probabilidades de encontrar la regla oculta que aquellos que permanecían despiertos.
No obtuvieron resultados inmediatos, pero luego de varias pruebas llegaron a la conclusión del estudio, y por tanto, de la tesis de Edison.