El 19 de noviembre se conmemora en algunos países el Día Internacional del Hombre, una fecha propuesta por iniciativa del profesor de la Universidad de Missouri, Thomas Oaster.
Aunque no está establecido como una fecha de conmemoración “universal”, como sí pasa con otros días internacionales promovidos por la ONU, como el Día Internacional de la Mujer, sí ha recibido apoyo de organizaciones como la UNESCO y la Organización Panamericana de la Salud.
[ Por qué el Día Internacional de la Mujer no es una celebración ]
Con este día se busca la promoción de acciones de salud entre los hombres, sobre todo considerando que los hombres tienen una esperanza de vida menor que las mujeres.
Pero eso no tiene nada que ver con el cromosoma Y. Más bien se sabe esto es casi siempre debido a factores externos como accidentes que pueden prevenirse y también un bajo interés de la atención de la salud de los hombres.
Aunque el cromosoma Y no sea responsable de los problemas de salud de los hombres, sí hay algo que le está sucediendo: poco a poco se está haciendo más pequeño y podría desaparecer.
El tamaño (de los cromosomas) sí importa
Podríamos decir que el cromosoma Y, ícono de la masculinidad, no es necesario para vivir: como ejemplo tenemos a la mitad de la humanidad que sobrevive perfectamente sin él.
Pero eso no quiere decir que no cumpla ninguna función en la vida, pues junto con el cromosoma X, son los alosomas: es decir los cromosomas sexuales, no solamente de los seres humanos, sino de muchos mamíferos.
Entonces, la presencia del cromosoma Y, junto con un X en el par 23, es lo que asignará que una persona nazca con genitales masculinos.
Así que la humanidad completa tenemos al menos un cromosoma X en nuestro par 23, pero solo la mitad tiene también un cromosoma Y, que entonces se va pasando de solo de padres a hijos por generaciones.
En cambio las hijas heredamos un cromosoma X de nuestros padres, que luego podemos pasar a nuestras hijas o hijos, o quizá les pasemos el cromosoma X que viene de nuestras madres.
Esto ha hecho que los cromosomas X tengan una mayor diversidad genética y sean más grandes: tienen alrededor de 1000 genes. Pero los cromosomas Y son más pequeños: solo tienen 45 genes.
Se va, se va, se fue (o se quedó)
Pero esto no ha sido siempre así: los cromosomas Y de nuestros antepasados eran más grandes, lo que ha dado la pista a muchos científicos de que si esta tendencia sigue, el cromosoma Y podría incluso desaparecer, en unos 4.6 millones de años. Aunque parece que el pequeño cromosoma Y no está del todo indefenso a esa desaparición.
Un estudio genético de las variaciones en los cromosomas Y, hecho por científicos daneses en 2017, concluyó que en cromosomas pueden reordenar su ADN, lo que funciona como una medida de protección de la información genética.
A final de cuentas el gen SRY es el que tiene que conservarse, para que el cromosoma Y siga cumpliendo su función.
El gen SRY contiene las instrucciones que detonan la producción de la proteína TDF (factor de determinación testicular, en inglés) que es la que inicia la producción de las células que formarán los testículos en un embrión.
Así que en este sentido las opiniones están divididas: parte de la comunidad científica piensa que el cromosoma Y hará una buena labor de defensa de su material genético y permanecerá. Mientras que otra parte piensa que es inevitable su desaparición.
Pero eso no querría decir que la mitad de la humanidad se extinguirá sino que quizá el factor determinante del sexo biológico, cambiará de sitio en los cromosomas. Así que probablemente dentro de 4.6 millones de años podremos seguir conmemorando el día del hombre. O no.