Stephanie Ramírez y Walter Gutiérrez.
Para entender la crisis de los contenedores hay que comenzar por entender por qué cualquier evento que afecte el movimiento comercial de China termina afectando a una gran parte del mundo. En el 2020, las exportaciones FOB de China trascendían los $2590221 millones de dólares y las exportaciones de servicios comerciales trascendían los $278084 millones de dólares. Al día de hoy, las exportaciones de China siguen creciendo pese a la COVID-19, siendo el principal exportador del mundo llevando sus mercancías y servicios a más de 200 países donde algunos dependen grandemente de sus productos incluyendo Costa Rica.
Esta dependencia se hace notar aún más desde inicios de la pandemia ya que el comercio internacional se vio paralizado hasta el día de hoy donde, además de la pandemia, una serie de escenarios desataron un alza en los precios de los contenedores de importación que han llevado a una preocupación generalizada y a golpes económicos importantes. Aparte del encarecimiento de la logística internacional, algunas industrias pueden experimentar desabasto tanto de bienes finales como de manera prima.
La economía china y un crecimiento poco sostenible
Si algo ha caracterizado a la economía china es su ascenso meteórico al pasar de ser un país agrícola y mayoritariamente pobre, a convertirse en la fábrica del mundo. Hoy en día China no solo es un país receptor de inversiones extranjeras, sino que es uno de los principales actores económicos y financieros del mundo, desarrollando una industria local que compite con las industrias de las potencias económicas occidentales. Es tan relevante el papel de China en la economía mundial que representa cerca del 18% del PIB mundial.
Sin embargo, ese ascenso meteórico de la industria local no solo se explica por la política semi aperturista de mediados de los años 80, también pesa un factor clave: el papel del Estado en la economía. El gobierno chino tiene un rol fundamental en las máximas empresas e industrias chinas, no solo como un ente regulador, sino como un jugador más del juego económico.
No en vano el sector productivo está experimentando momentos de especulación y tensiones, puesto que una de las mayores empresas chinas, como es el gigante Evergrande, genera incertidumbre entre sus acreedores y autoridades chinas por los problemas de la empresa para cumplir sus compromisos financieros. El conglomerado, dedicado mayoritariamente al sector inmobiliario, bastión del despertar económico chino, mantiene una deuda de aproximadamente 300.000 millones de dólares, casi 2% del PIB de China.
La historia de Xu Jiayin, fundador de la empresa Evergrande, explica el ascenso de las principales mega corporaciones de la economía china. Empresarios ligados al partido comunista chino consiguen hacerse con el favor del gobierno para desarrollar sus actividades y, en ocasiones, impulsados por los gobiernos locales del país, quienes tienen fuertes presiones para cumplir con las metas de crecimiento impuestas por el partido comunista, y hacen concesiones a estos empresarios en el desarrollo de proyectos y facilidades para el crédito.
El papel del Estado no se limita al impulso de este tipo de empresas, las metas del partido comunista generalmente deben alcanzarse de forma estricta por los gobernadores locales si estos no quieren perder, en el mejor de los casos, su posición en el partido. En China, esto de los incentivos no funciona como en las economías libres, sino que es más bien un sistema de amenazas para alcanzar objetivos como metas de crecimiento, producción o reducción de emisiones de CO2. Esto lleva a que, en ocasiones, los datos y resultados de dichas políticas sean inexactas y conlleve a problemas en la ejecución de las mismas.
China y el mundo: comercio, geopolítica y dependencia.
El papel de China en el mundo desde una perspectiva política no se reduce a su papel económico. El gobierno chino ha emprendido un proceso activo para ganarse un lugar entre los grandes actores comerciales y geopolíticos del orbe. Los más de 360.000 millones de dólares que China destina a la cooperación internacional le abren su camino en el tablero geopolítico internacional, ganándose adeptos a sus políticas económicas y ambiciones territoriales, como es el caso de una amplia cantidad de países africanos y latinoamericanos que ven en el gigante asiático una fuente fresca de ingresos para financiar obras y proyectos que no tienen el aval de entes crediticios internacionales o del mismo Estados Unidos.
Uno de los proyectos más ambiciosos de esta estrategia diplomática de los millones en cooperación internacional es la denominada “Nueva ruta de la seda”. Esta consiste en una serie de inversiones alrededor del mundo que fomentaría el desarrollo de infraestructura para el comercio y la circulación de bienes en el mundo. Más allá del discurso, esto se tradujo en una lluvia de créditos a países y proyectos que no necesariamente cumplían con las condiciones para acceder a créditos con otros agentes pero que China, sin embargo, veía la oportunidad para ganar influencia.
Todo esto podría tener consecuencias serias para la economía china y el comercio mundial a raíz de las condiciones en las que China desarrolló dicha estrategia. Y es que producto de la crisis generada por la COVID-19 muchos países han pedido al gobierno chino reestructuración o perdón de pagos de deuda que suman presión sobre el sistema financiero chino y sobre empresas chinas que, además, controlan en gran medida los proyectos de infraestructura de dicha ruta. Esto en el contexto de una crisis de suministros y tensiones por el desempeño de la economía china se presenta como un elemento al que se debe prestar atención.
Crisis de los contenedores
La crisis actual en el comercio internacional ha sido llamada como Crisis de los contenedores debido a que la logística se ha complicado por la escasez de contenedores de carga para el transporte de mercancías, principalmente por vía marítima. Esta escasez se da en mayor medida porque existen serios problemas para la producción de estos debido al incremento de los precios del acero. Esta es, sin duda, otra crisis. Los precios se han disparado, llegando este año hasta los $1500 dólares la tonelada, triplicando su valor debido a, entre otras cosas, una alta demanda, la reducción de la producción a causa de las políticas contra el cambio climático que China (productor del 50% del acero del mundo) ha implementado de forma estricta con el objetivo de reducir el impacto de una de las industrias más contaminante y las políticas proteccionistas de la administración Trump con el aumento de aranceles. Esto ha puesto en jaque a la industria siderúrgica y ha reducido la cantidad de contenedores disponibles.
Además del desabasto de contenedores y barcos existente a partir de una alta demanda en la que no se está logrando dar abasto a nivel logístico, las restricciones producto del Covid-19 han provocado retrasos significativos en las entregas de mercancías producto de los atascos que estas medidas generan en los principales puertos. En China, el cierre constante de fábricas donde se detecte posibilidad de contagio es algo común, el país no mide las consecuencias que estos cierres provocan donde existe una menor producción para una demanda que cada día crece más tomando en cuenta las fechas festivas que se avecinan como navidad.
Otro factor que atiza la crisis es la escasez de transportistas en Europa, donde se estima existe un faltante de 400.000 camioneros. Situación que se ha venido advirtiendo desde hace algunos años, pero que con la llegada del Brexit, supuso una crisis regional en la Unión Europea y Reino Unido, provocando atascos en puertos europeos y mayor complejidad en el tema de la demanda de contenedores.
No obstante, no solo existe el problema de desabasto y retrasos, los desastres naturales no se hacen esperar y el Tifón Chanthu llega en el peor momento provocando cierres en terminales de carga como Meishan del puerto Ningbo-Zhoushan. Este tipo de desastres además hacen que el gobierno chino endurezca aún más las medidas contra la COVID-19 y el panorama se torne más complicado.
Al mismo tiempo, el tema de la escasez de suministro eléctrico llega en el peor momento y escenario. La raíz de esta escasez se puede entender desde varios factores, uno de ellos es que algunas provincias de China los realizan a propósito para cumplir con su meta ambiental, no obstante, el principal factor del problema de suministro eléctrico es la escasez de carbón y el aumento excesivo del precio de este debido a la reducción de su producción, así como en la importación, que hacen que algunas centrales eléctricas que operan con este combustible frenen su operación o la realicen por debajo de la capacidad y afecten directamente a la producción e incluso a personas y sus viviendas.
Por su parte, la situación con la inmobiliaria EverGrande hace que se presente la duda sobre si la compañía llegase a quebrar como el crédito en general se vería afectado, por tanto, muchas industrias dejarían de producir al mismo ritmo respecto a los niveles actuales y el suministro de miles de materias primas y servicios sufra consecuencias fatales que ya hoy se están haciendo notar.
Crisis del multilateralismo: Una OMC pasiva.
En todo este escenario catastrófico nos preguntamos ¿qué sucede con la Organización Mundial del Comercio? Pues bien, la OMC como ente, ha despertado dudas sobre su capacidad para manejar estos temas. La Guerra comercial entre China y Estados Unidos, quienes pasaron por encima del ente en sí ocasionando caos en muchas partes del mundo sin grandes consecuencias, y la imposición de aranceles y nuevas regulaciones, hacen que algunos analistas vean este tema con preocupación de que el ente vaya perdiendo credibilidad y fuerza como foro de acuerdos y resolución de conflictos. Por su parte, sobre la crisis de contenedores, la OMC indica que la situación no va a empeorar y que ya los cuellos de botella llegaron a su punto máximo.
Afectación en Costa Rica
En el plano local, muchos son los importadores que han tenido afectación producto de los altos costos en contenedores. Hay casos donde los importadores pasaron de pagar $2700 por contenedor importado a $18500, otros pasaron a pagar $22000 y los montos incluso pueden llegar a ser mayores mientras las historias varían de una en una. Esto además de elevar los costos de importación a abusivos, limita las utilidades de los importadores donde existe incluso probabilidad de que muchos están dejando de percibirlas casi en su totalidad.
Otro de los aspectos que complican la situación en Costa Rica es que China es nuestro principal mercado para la importación y eso hace que exista una dependencia que limita las posibilidades de acceder a mercados alternativos de forma rápida y mitigar el impacto del desabasto.
Lecciones para Costa Rica
Si bien es cierto que la crisis presenta un panorama complicado para el país, esto también podría significar una oportunidad. Y es que se deja al descubierto que la economía china presenta algunas señales de inestabilidad y desaceleración económica, mejor evidenciado en su crecimiento inter trimestral en 2021 donde prácticamente no llega ni al 1%. Esto puede generar un efecto rebote, debido a que las empresas buscan dejar su dependencia del mercado chino y comenzar a producir bienes fuera de este y diversificar sus operaciones y mercados. Si el país desea entrar al mercado de la atracción de inversiones que puedan salir de China buscando nuevos horizontes debe maximizar la búsqueda por bajar costos de producción y hacer al país más accesible para invertir en este modelo de negocio, además de que la misma industria nacional dependiente de China puede comenzar a producir mucho de lo que importa si nos convertimos en una economía más accesible.
A su vez, esto también es una oportunidad para entender la importancia de entrar a la Alianza del Pacifico u otras iniciativas de integración que se vayan formando en el camino, con el propósito de buscar entrar en bloque a nuevos mercados con preferencias arancelarias que hagan que los productos de importación tengan precios más accesibles, además de buscar crecimiento en las exportaciones. Un país con diversidad de mercados tendrá mayor margen de maniobra cuando el comercio internacional presente crisis como la actual o bien, si los mayores socios comerciales de un país presentan dificultades de algún tipo.
Por último, las autoridades deberían continuar con la búsqueda de soluciones para reducir el impacto de esta crisis comercial y logística. Eliminar todas aquellas restricciones al comercio que no sean estrictamente necesarias para salvaguardar la vida y la seguridad, como aranceles a la importación y medidas no arancelarias de índole proteccionista. A su vez, se debería considerar la eliminación de impuestos como el de selectivo de consumo y lograr un acuerdo centroamericano más amplio para la reducción de costos a la importación, como ya se busca en la consignación del precio pre pandemia del flete para el establecimiento del valor aduanero y la reducción de la base imponible.