El 27 de enero de 1945, el ejército soviético liberó el campo de concentración nazi de Auschwitz-Birkenau. Fue entonces cuando el mundo pudo ver una de las grandes atrocidades cometidas durante la Segunda Guerra Mundial. Millones de personas en Europa, Asia, el norte de África y parte de Medio Oriente sufrieron durante seis años los horrores inimaginables de la mayor y más sangrienta conflagración de la historia, que incluyó el lanzamiento de dos bombas atómicas, las únicas utilizadas hasta hoy.
Los conflictos brutales han continuado pese a la terrible experiencia, pero nunca se ha vuelto a llegar a una guerra de esas dimensiones. Un foro mundial de diplomacia, diálogo y negociación ha servido para impedirlo: la Organización de las Naciones Unidas.
La ONU fue fundada hace 75 años en un mundo devastado y prevalece como el máximo organismo encargado de velar por la paz, aunque la tarea no es fácil ni tiene el éxito garantizado.
La Organización cuenta hoy con 193 Estados miembros y dos Estados observadores no miembros.
Estados miembros
Pero, ¿cómo se fundó la ONU?
El proceso
Formalmente, la Organización nació en octubre de 1945; sin embargo, el concepto de organización internacional para la cooperación data del siglo XIX, cuando se crearon la Unión Internacional de Telecomunicaciones y la Unión Postal Universal. Hacia finales del siglo, la idea se orientó por primera vez hacia la paz y en 1899 se materializó parte de esa intención cuando en una conferencia celebrada en La Haya se elaboraron los primeros instrumentos internacionales para solucionar crisis por medios pacíficos, prevenir guerras y codificar las normas de guerra.
No obstante estos esfuerzos, en 1914 estalló la Primera Guerra Mundial, que solía llamarse “la guerra que acabará con todas las guerras”. La conflagración duró hasta 1918 y dejó unos diez millones de muertos. Fue durante este conflicto que se empezó a concebir la Liga de las Naciones, considerada precursora de la ONU, establecida formalmente en 1919 y extinguida al no ser capaz de evitar la Segunda Guerra Mundial, cuya cantidad de víctimas es imprecisa pero con estimados que oscilan entre 50 y 80 millones de personas.
Como en el caso de la Liga de las Naciones, la conformación de la ONU empezó a discutirse durante la guerra: la Declaración del Palacio de Saint James en junio de 1941 fue el primer paso concreto. Firmada en una Londres sometida a los bombardeos alemanes a dos años de haber iniciado el conflicto, el documento firmado por 14 países aliados contra el Eje Berlín-Roma-Tokio, que hasta ese momento había ganado el control de prácticamente toda Europa, afirmaba que la única manera de conseguir la paz era la cooperación voluntaria de los pueblos libres y pugnaba por un mundo en el que todos los individuos disfrutaran de seguridad económica y social. “Es nuestra intención trabajar juntos y con los demás pueblos libres, en la guerra y en la paz para lograr este fin”, apuntaba.
Dos meses más tarde, el presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, y el primer ministro británico, Winston Churchill, se reunieron en un punto del Atlántico a bordo del buque USS Augusta, de la Armada de Estados Unidos, y emitieron una declaración conjunta, la Carta del Atlántico, que reafirmaba ciertos principios comunes en sus países y expresaba la esperanza de un mejor futuro para la humanidad.
El concepto de “Naciones Unidas”
La Carta del Atlántico obtuvo el respaldo de 26 Estados aliados contra el Eje, que liderados por Estados Unidos, Gran Bretaña, la Unión Soviética y China, firmaron el primer día de 1942 un documento en el que se utilizó por primera vez el término Naciones Unidas. Apenas un día después, 22 países más se sumaron a la Declaración de las Naciones Unidas, que comprometía a los signatarios a una alianza en la que no firmarían una paz por separado.
Para 1943, las naciones aliadas buscaban derrotar al Eje Berlín-Roma-Tokio y, posteriormente, trabajar en colaboración para crear un mundo que permitiera a sus habitantes vivir libres del temor y la necesidad. En ese contexto, en octubre de ese año se reunieron en Moscú altos representantes de la Unión Soviética, Gran Bretaña, Estados Unidos y China para acordar una nueva declaración que prometía una acción conjunta más efectiva para vencer al enemigo y reconocer “la necesidad de establecer en el menor plazo posible una organización internacional basada en el principio de igualdad soberana de todos los Estados amantes de la paz”.
El avance hacia la victoria y el plan para la nueva organización
La Declaración de Moscú antecedió al primer encuentro entre el líder soviético Joseph Stalin, Roosevelt y Churchill en Teherán en diciembre del mismo año, donde anunciaron que tenían planes concertados para la victoria.
En 1944, luego de que la Unión Soviética había puesto fin al sitio de Leningrado y los aliados habían desembarcado en Normandía y entrado en París entre otros triunfos importantes sobre el Eje -que en ese año quedó reducido a Alemania y Japón-, representantes de China, Gran Bretaña, la Unión Soviética y Estados Unidos se reunieron en Dumbarton Oaks, en Washington, D.C, para trazar los principios de la organización mundial que sucedería a la Liga de las Naciones al término de la guerra. La reunión terminó el 7 de octubre, cuando las cuatro potencias presentaron a los Gobiernos y pueblos de las Naciones Unidas una propuesta del esquema de la futura organización para que la discutieran.
Esa propuesta, definía la estructura, las funciones y responsabilidades y el método de votación de la organización, además de que planteaba la creación de unas fuerzas armadas al servicio de la paz.
La estructura propuesta para la ONU contaba con varios órganos principales: una Asamblea General, un Consejo de Seguridad, un Consejo Económico y Social, una Corte Internacional de Justicia y una Secretaría. Salvo algunos cambios, este modelo ha prevalecido en los 75 años de vida de la ONU.
Estructura de la ONU
De Yalta a San Francisco
En febrero de 1945, Churchill, Roosevelt y Stalin se reunieron nuevamente, esta vez en Yalta, Crimea, para acordar el proceso de votación en el Consejo de Seguridad, un asunto que quedaba sin dirimir y causaba polémica. Tras llegar a un consenso, los líderes convocaron la Conferencia de San Francisco para el 25 de abril de ese año.
A principios de abril se enviaron las invitaciones a los 46 países que reunían dos requisitos para acudir: haber declarado la guerra a Alemania y Japón para marzo de 1945 y ser signatarios de la Declaración de las Naciones Unidas. . Las invitaciones incluían la explicación del acuerdo sobre el voto en el Consejo de Seguridad.
Todo estaba listo para la reunión cuando el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt murió súbitamente el 12 de abril, menos de dos semanas antes de la cita en San Francisco. Se contempló entonces un aplazamiento, pero el mandatario que lo sucedió en la emergencia, Harry Truman, decidió seguir adelante y mantener el cónclave en la fecha prevista.
Así, el 25 de abril los delegados de 45 países iniciaron los trabajos orientados a la redacción de la Carta de las Naciones Unidas, el documento fundacional de la Organización. Polonia, uno de los 46 invitados, no acudió debido a que no tenía un Gobierno reconocido universalmente; sin embargo, se reconoció su calidad de signatario original de la Declaración y se respetó su espacio. Tras la conformación de su nuevo Gobierno, Polonia sumó su firma a la Carta de las Naciones Unidas en octubre del mismo año.
Iniciada la reunión, la conferencia invitó a cuatro países más: Bielorrusia, Ucrania, Dinamarca y Argentina, con lo que se encontró representado el 80% de la población mundial de ese momento.
Cita concurrida
A la Conferencia de San Francisco, celebrada en el edificio de la ópera de la ciudad, asistieron 850 delegados y el total de personas trabajando en la formación de la nueva organización fue de 3500. A ellas se sumaron 2500 periodistas y observadores de todo el mundo, convirtiendo el evento en uno de los mayores cónclaves internacionales de la historia.
En tan sólo dos meses, los conferencistas terminaron la titánica labor de redactar la carta fundacional del organismo tras trabajar en comisiones y someter a votación en reuniones plenarias cada sección de la Carta, que debió obtener los votos de dos tercios de los delegados para su aprobación.
Durante la redacción se suscitaron puntos de controversia y discusiones acaloradas que lograron solucionarse mediante negociaciones, mecanismos y provisiones que permitieran el trabajo y reconocimiento universal de la organización sin entrar en conflicto, por ejemplo, con la labor de organismos o acuerdos regionales.
En el proceso de redacción también surgió la gran cuestión de lo que pasaría con los territorios bajo la administración fiduciaria de las Naciones Unidas. La respuesta consensuada fue la creación de un órgano no previsto en la estructura planteada originalmente: el Consejo de Administración Fiduciaria, también conocido como Consejo de Descolonización, que promovería el desarrollo progresivo de los pueblos con territorios en esa situación hasta que alcanzaran la independencia o formaran un gobierno propio.
Los frutos y la ovación magna
Los arduos trabajos dieron fruto y el 25 de junio, en la última sesión plenaria de San Francisco, la Carta de las Naciones Unidas fue aprobada por unanimidad en una emotiva votación en la que los delegados no levantaron la mano, sino que se pusieron de pie para expresar su voto. A los delegados se aunaron todos los asistentes, la prensa y unos 3000 espectadores que presenciaban la deliberación y el recinto estalló en una sonora ovación cuando el presidente de la plenaria proclamó la adopción del documento.
Cuando clausuró el evento, el presidente anfitrión, Harry Truman, afirmó que, gracias a la Carta, el mundo empezaría a vislumbrar el día en que todas las personas dignas podrían vivir en libertad y con decoro. Advirtió también que ésta sólo valdría si los pueblos del mundo la hicieran cumplir, de otro modo, se traicionaría a quienes sacrificaron sus vidas en la guerra.
Luego de la firma de la Carta, muchos países debieron presentarla a sus congresos para ratificarla y para el 24 de octubre de 1945 se reunieron las condiciones requeridas para su proclamación. Había nacido la Organización de las Naciones Unidas.
A continuación incluimos un documental en inglés sobre la Conferencia de San Francisco.