Más allá de las reuniones a distancia mediadas por computadora, la investigación y la extensión universitarias han tenido que echar mano de múltiples recursos para sortear los impedimentos que trajo consigo la pandemia por COVID-19. En este contexto, la necesidad ha vuelto a ser la madre de la invención.
Este es el caso de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo del TEC, la cual efectuó su V Encuentro de Investigación y Extensión de forma virtual para compartir los avances y resultados de los proyectos que han tenido que reinventarse para enfrentar esta nueva realidad mundial.
Un total de 10 proyectos expusieron sus progresos y dificultades, así como las estrategias que han utilizado para salir adelante. De esta manera, la primera sesión se concentró en las líneas investigativas de arquitectura, territorio, sostenibilidad y patrimonio, de cuatro proyectos liderados por equipos de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo y uno de la Unidad de Cultura y Deporte del Campus Tecnológico Local San José. Los proyectos expuestos fueron:
- Amón/Otoya el movimiento pendular de un paisaje urbano histórico.
- Plan de conservación programada: herramienta para la preservación del patrimonio.
- Evaluación bioclimática de la arquitectura caribeña costarricense.
- Esquema metodológico para un diagnóstico del Centro Histórico de Liberia.
- La arquitectura caribeña costarricense y los agentes de biodeterioro que le afectan.
Al cierre de esta primera sesión, Mauricio Guevara Murillo, docente de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo, enfatizó en que el principal reto de la investigación y la extensión de esta unidad académica es que sea pertinente y certera, en el sentido de que llegue a tiempo, antes de que más edificaciones con valor patrimonial se pierdan por el deterioro o por la falta de políticas públicas.
El segundo bloque de exposiciones se caracterizó por los temas del espacio público, el diseño, la conservación y la utilización de la tecnología para diversos propósitos arquitectónicos. Los proyectos expuestos fueron:
- Implementación de técnicas no invasivas para el estudio patológico en el Museo Nacional de Costa Rica
- Ideología en el diseño de espacios públicos. Casos: Parque España, Parque de Las Damas y el Jardín de Paz.
- Estudio del aprovechamiento de la luz natural en los espacios de oficina en Costa Rica
- Fases y productos del protocolo para la formulación de planes de conservación programada en Costa Rica
- El SIG como herramienta para el registro, análisis y difusión del patrimonio cultural
Jeannette Alvarado Retana, directora de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo del TEC, recordó que la investigación y la extensión universitarias tienen como objetivo el desarrollo científico y tecnológico para la producción significativa de conocimiento, innovación y soluciones factibles para la sociedad ante sus múltiples retos y necesidades.
“Abordar el tema de la investigación y la extensión en el contexto del COVID-19 tiene muchas aristas de retos y oportunidades que nos han permitido evaluar el impacto local y global, además de las implicaciones en políticas y decisiones institucionales marcadas por la situación administrativa y fiscal del país”, señaló Alvarado.
De acuerdo con la directora, en el tema de la arquitectura y urbanismo, esta realidad ha alterado las condiciones para conceptualizar el entono físico, así como la organización, el uso y la adaptabilidad del espacio. Ejemplo de ello es el desuso de la infraestructura dedicada al estudio y al trabajo.
Estos cambios repentinos en la conducta de la sociedad han significado modificaciones significativas en el ejercicio de la profesión y su enseñanza, desde el diseño, la construcción y la gerencia de proyectos hasta la economía y la formación académica.
“Debemos enfocar con sabiduría nuestra relación con el espacio habitable para proponer y construir edificios y espacios públicos que permitan el reencuentro y reduzcan las posibilidades de propagación del contagio. Esto permite una visión diferente de conceptos como flexibilidad, reúso, adaptación, construcción, arquitectura ligera e inteligente, edificios sanos y nuevas visiones de ciudad, gestión de transporte, movilidad y número de habitantes, entre otros, para contribuir a la sostenibilidad del medio ambiente”, destacó Alvarado.
El acto de apertura de la actividad consistió en un conversatorio sobre los retos de la investigación y la extensión en el contexto de la pandemia por COVID-19, en el cual participaron Andrea Coto Martínez, representante del Colegio de Arquitectos de Costa Rica; Diego Camacho Cornejo, representante de la Escuela de Ingeniería Forestal del TEC; y David Porras Alfaro, representante de la Red de Investigación de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo del TEC.
Coto inició señalando que la Arquitectura está llamada no solo a la responsabilidad social, sino también a la innovación, en vista de que esta disciplina está intrínsecamente unida al devenir de la humanidad.
“La pandemia nos recordó lo que antes hacíamos, pero habíamos dejado en la obviedad. Hace más de una década el Colegio tiene una serie de publicaciones que sistematizan el conocimiento de la disciplina. El reto nuevo fue cómo brindar acceso a todo eso y ahora se encuentra gratuitamente y en línea”, destacó.
Por su parte, Camacho subrayó que la investigación y la extensión a lo interno del Tecnológico tiene bases muy fuertes, las cuales han permitido sobrellevar la pandemia de manera exitosa, a pesar de lo duro del cambio. En este sentido, comparó los procesos de investigación y extensión con un paciente que sufrió un ataque cardíaco y hubo que practicarle un RCP (reanimación cardiopulmonar).
Pero, en el contexto de la investigación en medio de la pandemia, Camacho les da un nuevo significado a las siglas RCP. Para él representan “Reinventarnos remotamente”, “Capacidades de acción” y “Paciencia para cumplir con todos los procedimientos y lineamientos del Ministerio de Salud, del Consejo Nacional de Rectores (Conare), del Tecnológico y de las mismas comunidades.
Mientras tanto, Porras recordó que la investigación y la extensión siempre tendrá retos y oportunidades, pero que la pandemia hizo más grande el desafío. Él analizó el tema desde tres dimensiones: la Escuela de Arquitectura y Urbanismo dentro del Campus TEC San José, el Tecnológico en general y las comunidades externas.
“Todo este cambio de espacios vacíos tiene que llevarnos a una reflexión muy consciente de encontrar las mejores formas que se adapten a la sociedad. Desde el escritorio podemos soñar, pero la población desde su realidad es la que dicta. Convocar a una población con sus distintas necesidades a sesiones virtuales de dos horas no es sencillo. Regresar a la virtualidad sin tomar nada de lo que dejó la pandemia sería un desperdicio. Habrá cosas rescatables. Por otro lado, ¿qué hemos perdido? El contacto, la cercanía, los comentarios diarios en conversaciones muy ricas. Esos espacios de encuentro hay que recobrarlos”, subrayó.